En el debate que, a diario, mantenemos algunos de esta Casa en la popular ‘Voz del Faro’, hablábamos ayer del sida y de cómo, todavía hoy, amplios sectores de la sociedad muestran una clara falta de información. ¿Cabría organizar más días conmemorativos para ofrecer mucha más información sobre cómo se contagia esta enfermedad? Esa fue la pregunta que quedó encima de la mesa, a sabiendas de que hoy, todavía, hay personas que no aceptarían tener a un compañero de trabajo enfermo de sida o empresarios que buscarían cualquier excusa para no tener que contratarlos. La realidad es esa y los enfermos de sida siguen arrastrando una soledad acompañada de una falta de comprensión que sólo ellos entienden. Los demás podemos escribir o hablar de ello, pero nunca llegaremos a comulgar con un sentimiento arrastrado durante años que, todavía, sigue estando presente. Por eso la pregunta del inicio: ¿harían falta más días para lograr una mayor concienciación? Creo que no, al final siempre caeremos en los mismos temores. Al menos nuestra generación, que se sorprendió con la existencia del sida con aquella mítica confesión de Magic Jhonson, y que a pesar de ser objetivo de múltiples campañas todavía vivimos marcados por las falsas creencias. ¿Pero nuestros hijos? Ahí se puede dar mucho más y ahí es donde quizá, con otro tipo de actos, se puede conseguir que en un futuro se normalice una enfermedad contra la que todavía se está luchando.
¿Usted cree que está totalmente concienciado? Pues piense qué comportamiento tendría si supiera que su compañero de toda la vida, con el que comparte trabajo y juergas, le confiesa que tiene esta enfermedad. ¿Actuaría igual a pesar de conocer cuáles son las vías de transmisión? Depende de su respuesta, si es sincera, verá todo lo que hemos avanzado. Tristemente, bien poco.