Hubo un tiempo en el que la Ciudad daba el ‘vale del borreguito’. ¿Se acuerdan? Entonces imperaba la cultura del cachondeo porque había quien mostraba su poder a costa del vale y así, regalándolos, sabía que tenía el voto asegurado. Y es que, no lo olviden, no todo en política son ideologías y sentires, también se vota por el estómago. Aquel cachondeo se erradicó, pero las maneras continúan vivas. Y así llegamos a un momento en el que la política, sin pudor alguno, se mete en asuntos puramente religiosos.
Ayer nadie quería faltar a la Musal-la. Los candidatos socialistas y populares cumplieron con el bochornoso papel al que ya nos tienen acostumbrados. Se juegan la vida -o el sueldo- en unas generales de las que la ciudadanía pasa. Todos pasan menos ellos. Así que los tuvimos a todos en la explanada de Loma Margarita, haciendo acto de presencia mientras los hermanos musulmanes rezaban por una Pascua religiosa-festiva que no política. Daba igual. Hasta Paco Márquez, con su flamante traje de chaqueta, se sentó al lado de Maateis para tomar el té y las pastas. Tras Paco todos los demás. No faltaban ni los candidatos de la gaviota ni los del capullo. Todos con la fiesta del borrego, todos en la lucha por el voto musulmán.
Es tan triste la imagen como insultante. Pero ellos, atrapados en una burbuja que les impide reconocer su propio ridículo, les da igual y suben a Loma Margarita de la misma manera que te van a un partido o se plantan en mitad de la Mochila. Lo que pasa es que el musulmán no es tonto y el enojo causado fue de escándalo. Los candidatos evitaron tomar pastas en la Musal-la de Sidi Embarek no sea que les fotografiaran con el promarroquí Mohamed Alí (el único que no se esconde) y acudieron a copar protagonismo en la de Loma Margarita en donde tan sólo les faltó hacer el paseíllo.
Habrá quien haga valer su discurso institucional. Tendría su explicación si estuviéramos en un estado en el que política y religión se dieran la mano. Entonces en nuestra misa del Gallo acudirían todos los mandamases políticos, seguidos de una comitiva de periodistas, para dejar constancia de que también nuestro presidente está con los fieles de este lado. Pero todos sabemos que no es así y que estamos asistiendo a unos actos en los que los políticos meten demasiado las narices, pretenden quedar bien con todos, asisten a dos rezos enfrentados, se meten en las mezquitas para lo que quieren pero evitan pronunciarse cuando se les pregunta si son conscientes de quiénes son los que ahora están dominando y controlando estos templos... Replican diciendo ‘eso es religión’... pero ¿por qué se colocan el traje, ponen en marcha el discurso y politizan lo que no deben?
Con don Pedro se llevaron las banderas españolas pero sigue pesando la misma ignorancia y similar gusto por jugar con fuego. Sigan así.
Hubo un tiempo en el que la Ciudad daba el ‘vale del borreguito’. ¿Se acuerdan? Entonces imperaba la cultura del cachondeo porque había quien mostraba su poder a costa del vale y así, regalándolos, sabía que tenía el voto asegurado. Y es que, no lo olviden, no todo en política son ideologías y sentires, también se vota por el estómago. Aquel cachondeo se erradicó, pero las maneras continúan vivas. Y así llegamos a un momento en el que la política, sin pudor alguno, se mete en asuntos puramente religiosos. Ayer nadie quería faltar a la Musal-la. Los candidatos socialistas y populares cumplieron con el bochornoso papel al que ya nos tienen acostumbrados. Se juegan la vida -o el sueldo- en unas generales de las que la ciudadanía pasa. Todos pasan menos ellos. Así que los tuvimos a todos en la explanada de Loma Margarita, haciendo acto de presencia mientras los hermanos musulmanes rezaban por una Pascua religiosa-festiva que no política. Daba igual. Hasta Paco Márquez, con su flamante traje de chaqueta, se sentó al lado de Maateis para tomar el té y las pastas. Tras Paco todos los demás. No faltaban ni los candidatos de la gaviota ni los del capullo. Todos con la fiesta del borrego, todos en la lucha por el voto musulmán.Es tan triste la imagen como insultante. Pero ellos, atrapados en una burbuja que les impide reconocer su propio ridículo, les da igual y suben a Loma Margarita de la misma manera que te van a un partido o se plantan en mitad de la Mochila. Lo que pasa es que el musulmán no es tonto y el enojo causado fue de escándalo. Los candidatos evitaron tomar pastas en la Musal-la de Sidi Embarek no sea que les fotografiaran con el promarroquí Mohamed Alí (el único que no se esconde) y acudieron a copar protagonismo en la de Loma Margarita en donde tan sólo les faltó hacer el paseíllo.Habrá quien haga valer su discurso institucional. Tendría su explicación si estuviéramos en un estado en el que política y religión se dieran la mano. Entonces en nuestra misa del Gallo acudirían todos los mandamases políticos, seguidos de una comitiva de periodistas, para dejar constancia de que también nuestro presidente está con los fieles de este lado. Pero todos sabemos que no es así y que estamos asistiendo a unos actos en los que los políticos meten demasiado las narices, pretenden quedar bien con todos, asisten a dos rezos enfrentados, se meten en las mezquitas para lo que quieren pero evitan pronunciarse cuando se les pregunta si son conscientes de quiénes son los que ahora están dominando y controlando estos templos... Replican diciendo ‘eso es religión’... pero ¿por qué se colocan el traje, ponen en marcha el discurso y politizan lo que no deben? Con don Pedro se llevaron las banderas españolas pero sigue pesando la misma ignorancia y similar gusto por jugar con fuego. Sigan así.