Un mundo muy complejo y variado de invertebrados filtradores. Se agrupan en dos clases denominadas Larvacea y Thaliacea. La primera incluye un solo orden dividido en tres familias de diminutos animales planctónicos cuya característica más conspicua es la de poseer una colita alargada y plana.
También denominados Apendiculariáceos, son especies cruciales para comprender la evolución morfológica entre invertebrados y vertebrados, los primeros protovertebrados fueron en realidad muy parecidos a los apendiculariáceos. El papel ecológico de los apendicularios es notable en las cadenas tróficas que se desarrollan en la columna de agua, como principales difusores de energía a los niveles inferiores de la columna de agua y también en el fondo marino. Nevada marina o hundimiento paulatino de las partículas hacia capas más profundas del sistema pelágico o columna de agua. Juegan un papel importante en el flujo vertical de materia orgánica en la columna de agua y en el fondo como receptor final de estos productos. En general, hay que entender que este tipo de plancton gelatinoso, como en el caso de las medusas, de los moluscos pelágicos, los sifonóforos o los tenóforos, entre otros grupos de organismos que nadan en la columna de agua, forman parte de de las cadenas tróficas planctónicas y que en muchos casos estás se ven relacionadas con los fondos marinos. Esto es debido a los detritos que proporcionan cuando los animales mueren o también a los pelets fecales que introducen en el sistema columna de agua-fondos marinos.
Los Thaliacea son una clase mucho más diversificada que cuenta con tres órdenes bien establecidos, estos son: Doliolida, Salpida y Pyrosomida. Los primeros están constituidos por pequeños animalitos (de hasta un centímetro de longitud máxima) muy translúcidos en forma de barril circundados por bandas musculares que permiten su desplazamiento a través de la columna de agua. La cubierta transparente está formada por polisacáridos. Su ciclo vital puede llegar a incluir hasta seis estados diferentes. Un estado se constituye formando cadenas de individuos de hasta un metro de longitud.
Los Salpida son el objeto fundamental de nuestro pequeño reportaje orientado a favorecer la divulgación de estos desconocidos del mar. Son bastante parecidos morfológicamente a los Thaliacea pero alcanzan un tamaño mayor por lo que son junto a los Pyrosomida los que suelen ser avistados más fácilmente en el mar y en las costas cuando se producen arribazones fortuitos de individuos o de sus formaciones colectivas también conocidas como cadenas de sálpidos. Aparecen de manera común dos formas más o menos bien definidas que responden a dos episodios de su ciclo vital, la agrupación en cadenas que pueden alcanzar fácilmente varios metros de longitud y la presencia de individuos solitarios. Los Pyrosomida son agrupaciones bien compactas de individuos sólidamente conformadas alrededor de un atrio común. Es lo más parecido a una ascidia colonial de las que viven fijadas al fondo marino puesto que los individuos están orientados de un modo parecido a como lo hacen las colonias bentónicas, con el sifón de inhalación orientado hacia el exterior y el exhalante hacia el atrio interior.
Estos grupos de seres vivos están considerados que provienen de orígenes diversos siendo por tanto polifiléticos. Es decir que no han derivado unos de otros o de un ancestro común sino que se han estado derivando desde diferentes ancestros y contextos ecológicos.
En el contexto de la región de Ceuta, los estudios de columna de agua son escasos siendo necesario de cara al futuro acometer una investigación biológica de las generalidades planctónicas de nuestra zona y de sus variaciones con los ciclos estacionales y anuales.
En el contexto ceutí merece la pena destacar algunos aspectos de interés siguiendo el hilo conductor que nos proporcionan algunas de las especies observadas y avistadas tanto en las playas como en nuestras continuas exploraciones alrededor del litoral caballa.
En principio las especies identificadas lo son con las reservas naturales que cualquier estudio de estas características requiere. Esto se explica porque se trata de organismos blandos sin estructuras esqueléticas y cuyos ejemplares necesitamos en el mejor estado de conservación para llegar a identificaciones certeras. Hasta el momento podemos destacar tres especies que durante la época de otoño, aunque no tiene porqué ser de una forma exclusiva, hacen su aparición en nuestro sector geográfico. La combinación de temperaturas elevadas del agua y un estado de la mar calmada hacen posible que se produzcan concentraciones elevadas de especies de plancton gelatinoso especialmente en aguas de la bahía sur. Al finalizar el verano y durante los dos primeros meses otoñales son típicas las concentraciones de medusas y también la mayor frecuencia de varamientos de ejemplares de tortuga Laúd, un conocido predador de plancton gelatinoso en general. Aspectos que serán tratados en una publicación monográfica sobre estas especies y sus relaciones con nuestro litoral y con la tortuga Laúd.
En cuanto a las relaciones entre los habitantes de la columna de agua y el fondo marino podemos indicar que algunas de nuestras observaciones muestran como los ejemplares muertos o bien ya cercanos al final de su ciclo vital son aprovechados y en algunos casos depredados por moradores de nuestros fondos. Forman parte del maná que la columna de agua aporta a los fondos marinos y por tanto responsable de la entrada de energía proveniente del sol desde el sistema de columna de agua hacia el fondo marino. Los Pyrosomida y en concreto la especie Pyrosoma atlanticum han sido avistados rodando por los fondos marinos muertos o medio muertos, una observación de cierto interés ha sido la predación por parte de el coral blando Condylactis aurantiaca de un ejemplar de P. atlanticum. La repercusión trófica de este maná estacional es evidente pero lo que queda por aclarar es su relación al cómputo total de la cuenta alimenticia de las especies bentónicas. Podemos destacar que se trata de una especie con gran capacidad para emitir bioluminiscencia, uno de los más brillantes según Madin de la Woods Hole oceanographyc institution.
Dentro del grupo de los Salpida vamos a destacar a las dos especies que hemos observado en nuestro litoral durante los meses otoñales. La primera de ellas es Iasis zonaria que fue observada y recolectada gracias a un arribazón de grandes dimensiones localizado en la Playa de la Ribera. Uno de los aspectos más interesantes de este hallazgo es que aparecieron mezcladas con las largas cadenas longitudinales de esta especie una gran cantidad de ejemplares de la especie Atherina presbyter. Esto relación entre estas especies podría estar indicando varios aspectos que merece la pena comentar. Lo primero es entender que se trata de un pececito de pequeñas dimensiones y de hábitos costeros, forma parte de la dieta de numerosos peces litorales entre los que destacamos la lubina, y también algunos peces de ambiente más bentónico (en los restaurantes de Alkasar Seguer y de Tánger forman parte habitual de la carta de platos). Es una especie importante desde el punto de vista de la estabilidad del ecosistema costero, por lo que no sería nada de extrañar que utilizara de manera esporádica a las cadenas de sálpidos para protegerse de los ataques de predadores. Al menos esto explica muy bien la coincidencia en el arribazón.
Todas estas especies están ya citadas para el Mar de Alborán (véase Madin, 1991)
Salpa maxima
La segunda especie a comentar es la gran Salpa maxima y hemos podido observar individuos solitarios y también formando cadenas cortas que seguramente quedaron muy desechas debido al hidrodinamismo reinante. En la imagen sobre la mano se aprecian las dos proyecciones cortas a ambos lados del cuerpo y un conspicuo núcleo de color rojizo. El núcleo (una amalgama de órganos entre los que destacamos sobre todo el estómago y ciegos pilóricos y el corazón). Es posible que también se aprecie cierta diferenciación de morfología funcional entre unos y otros individuos.