Que una sauna, que si relax, que si un senador quiere desfogarse y que si una policía malvada, malvada le maltrata. La historia del senador Curbelo tiene todos los ingredientes para terminar formando parte de una película. Y en esa película terminó salpicando a Ceuta. No se asusten, que de momento no vamos a hablar de sesiones de relax y gustos. Más bien me refiero a cómo el gachó terminó increpando a un policía nacional que intervino en su arresto, en una céntrica sala de Madrid diciéndole lo siguiente: “Lo que más me jode es que me haya detenido un puto moro de mierda, que es gangoso y que se vaya con su puta familia a Ceuta”, según reproduce Libertad Digital. Pero más allá de las menciones de mal gusto, ahí tenemos al senador en cuestión, según el parte policial firmado por la Policía, advirtiendo que a él no le iban a detener. Y me dirán ustedes que por qué, pues por eso: por ser todo un flamante senador y presidente del Cabildo de La Gomera.
La historia de Curbelo promete: ya saben, linchamiento policial según él, trama política, según él, y comportamiento indecente según los demás, que debería propiciar su expulsión de la política. Cabría preguntarse por qué cuando sorprenden a un político en situaciones en las que no debería estar siempre hay quien se agarra a la búsqueda de una trama, para hacernos creer en farándulas y demás.
Y no vayan a pensar que la actitud déspota del menda con los agentes policiales es un caso aislado, imposible de reproducirse en Ceuta. Si lo piensan estarán más que equivocados, porque no estaremos ante el primer caso de un guardia civil al que se le ha amenazado con ‘dar parte al jefe’ por pasarle el perro al coche de algún mandatario o tener que recordarle ciertas normas cívicas a quien se las tendría que saber al dedillo.
De esta historia esperpéntica espero que haya una claridad absoluta y también espero que nuestros sindicatos policiales apoyen a ese agente ceutí blanco de todo tipo de insultos. Para eso también están, creo.