El famoso botellón es un fenómeno de expresión social adjudicado desde hace a la juventud, aunque solo hay que echar un vistazo por los actuales Botellones, para comprobar, que cada vez son más, “los no tan jóvenes”, quienes los frecuentan. Hay algunos trompeteros que un día quieren erradicarlo, y otros días, en función de quien se posicione, prefieren apoyarlo a Bombo y Platillo.
Hay varias claves que hacen que el botellón siga funcionando por mucho a diferentes sectores les moleste por una cuestión u otra, y es que a estos espacios puedes con los zapatos que quieres, con la gente que quieras, hablar sin que la música te reviente los tímpanos, y consumiendo bebida a un precio que permite salir durante todo el fin de semana, quizás esta ultima sea la razón por la que el Botellón dejo de ser exclusivo de la juventud.
Yo personalmente no soy fan del Botellón, prefiero ir de tapas, pero en alguna que otra ocasión he participado en ellos, a veces con amigos y otras implementando campañas informativas y/o formativas, el caso es que he tenido la oportunidad de vivirlos desde dentro y me da la posibilidad, no solo de comprender, sino además compartir, el porqué de este fenómeno.
El Botellón o Botijo como dirían en nuestra Ciudad Hermana Melilla, no es una práctica aislada de cuatro “chipichangas” fracasados. En estos espacios participan cientos de chicos y chicas ( y no tan chicos) , entre las que confluyen personas de todas las clases sociales e incluso de diversas confesiones, en los botellones hay de todo, y no solo personas que van a emborracharse; yo he llegado a compartir conversaciones de todo tipo, e incluso debates políticos.
Hace algunos años, Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología en la Universidad de Salamanca y autor de un estudio sobre la jornada escolar para la Comunidad de Madrid, indicaba que: “como toda forma masiva de actividad, el botellón tiene una dimensión expresiva, la de sacar lo que tienen dentro, fuera del ámbito de los adultos, y les aporta una ilusión de comunidad, de sentir que forman parte del grupo”
Esto me hace pensar, que probablemente, el primer paso para plantear alternativas a esta forma de expresión, sea entender a quienes participan en ella. Sin que esto signifique que el consumo abusivo de alcohol deba ser, o sea algo normalizado y aceptado por quienes lo apoya o por el contrario por quienes pretenden erradicarlo.
En Ceuta, los responsables Políticos se han dado cuenta que La ley anti botellón ha demostrado ser un rotundo fracaso en todas las Ciudades donde la han implantado, y es por ello, que aquí, van a redactar y aprobar previsiblemente en Enero, una Ordenanza Municipal que lo regule; de forma que las libertades de unos, no impidan los derechos de otro. Me parece una buena decisión, ahora habrá que ver como se consensua, a puertas de unas elecciones, para que llueva a gusto de todos.