Sin consideración, sin paños calientes, a ver si de una puñetera vez terminamos con tantos desaprensivos para que Melilla no este tan ensuciada casi las 24 horas del día. Y no solo por el centro de la ciudad sino, igualmente, por muchas de sus barriadas.
Lo dijo el consejero de Medio Ambiente de la Ciudad Autónoma, Ramón Gavilán: Quienes tiren la basura fuera del horario establecido serán sancionados con 100 euros los particulares y con 600 los empresarios (comercios, establecimientos de hostelería, etc, etc). Medida que alcanza también a los melillenses que dejen las bolsas de basura fuera de los contenedores.
El Sr. Gavilán ha dicho igualmente que no es partidario de multar, pero, Sr. Consejero, es la única forma de que entren por el aro muchos empresarios y ciudadanos en general que, por irresponsables con las ordenanzas establecidas, por no llamarles guarros, tienen algunas calles que son de autentica vergüenza, sobre todo para quienes, por los motivos que sean, vienen de visita a nuestra ciudad causándoles, como es lógico, una malísima impresión con comentarios muy desfavorables a una realidad totalmente distinta.
Hay lugares, por ejemplo la calle General Margallo por la que yo transito con frecuencia, que a mediodía da verdadero asco pasar por allí, con bolsas pestilentes fuera de los contenedores situados en la esquina de lo que fue el antiguo mercado; en las calles Padre Lechundi y Castelar, idem de lo mismo, como igual ocurre con los que están en la acera de las antiguas oficinas del Banco Bilbao, y si nos damos una vuelta por las barriadas del Real, Virgen de la Victoria, Industrial, plazoleta próxima a lo que fue el mal llamado “Barrio de Corea”, todo es un autentico basurero porque vecinos de todos ellos depositan fuera de hora y de los contenedores las bolsas de basura repletas de desperdicios malolientes allí desparramados durante horas hasta la llegada del Servicio de Recogida.
Así que, Sr. Gavilán, mano dura contra todo aquel que no respete los horarios establecidos y los que por “comodidad” no utilicen los contenedores para echar en ellos el cartonaje de los comercios, establecimientos de hostelería, etc, y las bolsas del vecindario, porque si a la gente algo le fastidia, por no decir le jode, es tener que rascarse el bolsillo.