Las fuerzas marroquíes y la Guardia Civil se desplegaron la pasada madrugada a lo largo del espigón de Benzú tras detectarse la agrupación de más de un centenar de subsaharianos. Quince llegaron al mar, pero fueron interceptados por Marruecos. Fue una noche de alertas.
Componentes de las fuerzas marroquíes batían, linterna en mano, los montes de la Mujer Muerta. Desde el espigón de Benzú solo se veía la serpentina de luces que rompía la tranquilidad de la madrugada, unida a los constantes ladridos de los perros utilizados por los agentes. Algo más de un centenar de subsaharianos se había concentrado en las inmediaciones de Beliones para intentar la gesta de sus compañeros, a punto de cumplirse una semana de la entrada más importante de este año. De nuevo la tensión asomaba a un espigón que parece haberse reconvertido en un particular laberinto en el que no hacen sino crecer las concertinas, las vallas y las puertas... todo ello para evitar lo inevitable: que la gente intente escapar a este lado del paso.
Los GRS se mantenían a la espera en el espigón, a donde acudían mandos de la Comandancia contando con la información clave que les podía aportar la unidad móvil búho de la Guardia Civil, encarnada por un agente con cámara térmica desde la que divisaba a la perfección los movimientos registrados en los montes.
Pasaban las horas, avanzaba la madrugada y la presión ejercida por Marruecos era de tal calado que a los subsaharianos les resultaba imposible siquiera aproximarse en grupo hacia la carretera. Los furgones se colocaban a modo de zig-zag, la puerta que comunica la carretera con la entrada al espigón se cerraba y varios antidisturbios marroquíes se colocaban, con sus escudos, en la playa. Para todo aquel que quisiera acercarse al espigón, se presentaba una carrera de obstáculos imposible de sortear. A pesar de ello los inmigrantes permanecían unidos, se lo ponían difícil a un dispositivo preparado con tiempo suficiente en el lado marroquí y ante el que España solo podía esperar órdenes, recibir informaciones por si era necesaria su actuación, algo que no se produjo.
Los GEAS de la Benemérita también fueron alertados ante la posibilidad de que hubiera intentos de llegada por mar y se requiriera la presencia de buzos de esta unidad. No fue necesaria su actuación y abandonaron la guardia pasada la una de la madrugada.
La noche avanzó, la alerta se mantenía pero ya pasadas las 3.00 horas y ante el control que, sobre el terreno, tenía Marruecos, comenzaron a abandonar la línea fronteriza los vehículos de los Grupos Rurales de Seguridad. A las 5.00 horas se producía el único acercamiento. Podría denominarse el acercamiento de 'los valientes': 15 hombres que consiguieron sortear todos los obstáculos, burlar la presión ejercida por Marruecos y llegar hasta el arenal prestos a arrojarse al mar. No pudieron hacerlo porque los agentes los interceptaron y detuvieron antes.
Benzú, tras este episodio, recuperaba la normalidad. Solo algunos vecinos habían advertido unos hechos que se están convirtiendo en normales, porque la inmigración no cesa y porque hay muchos hombres y mujeres en los campamentos que intentan, a la desesperada, dejar pronto las tierras vecinas a sabiendas de que poco tiempo quedará para las batidas más duras, los arrestos y los traslados al desierto.
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