Triste y deprimente es el dato con el que hoy abrimos las páginas de información de El Faro. Un tercio de los desempleados registrados por el SEPE en Ceuta tiene más de 45 años y lo peor, tiene pocas perspectivas de encontrar un hueco en el mercado laboral.
Y es que en estos tiempos en los que el paro y perder el empleo es la preocupación de la amplia mayoría de la población -sobre todo quienes trabajen en el sector privado- , a los parados mayores y de larga duración se les tiene poco en cuenta. Aquí en Ceuta, por ejemplo, se prima la juventud en lugar de la experiencia. Se enfocan programas completos de políticas activas de empleo al paro juvenil y se deja de lado a quienes han trabajado durante años y la crisis les ha azotado y dado la estocada en el peor momento de su vida. Cuando todavía son útiles -imprescindibles incluso- como mano de obra y cuando sus familias más lo necesitan. A partir de los 45 años es cuando los núcleos familiares suelen consolidarse, cuando hay hipotecas o alquileres que pagar mensualmente o estudios de hijos que atender. Cuando es más difícil comenzar desde cero. En ese crítico momento de la existencia, perder un empleo es lo peor que le podría ocurrir a un ser humano. Y si además se le presta poco apoyo institucional o empresarial para poder reengancharse y completar su vida laboral, se le manda un mensaje negativo y desesperanzador a la sociedad. Y a cualquiera nos puede pasar.