Los investigadores de la de la Universidad VU de Ámsterdam implicados en la elaboración de una base de datos de fallecidos en las fronteras de la Unión Europea durante el último cuarto de siglo han incluido en el resultado final de su trabajo, presentado esta semana en Holanda, un total de 119 personas que perdieron su vida en la ciudad autónoma en distintas circunstancias.
La base de datos contiene información individualizada de 3.188 personas que murieron intentando alcanzar los países del sur de la UE, desde los Balcanes, Oriente Medio y África, y cuyos cuerpos han sido encontrados en Europa o traídos hasta aquí. El trabajo es “único”, según sus autores, porque incluye -cuando es conocida- información del lugar y el día de la muerte, la causa del fallecimiento, el sexo, la edad, el país de origen y si estas personas han sido identificadas o no. Ese ha sido el fruto del trabajo que, durante el pasado año, realizaron 13 investigadores visitando 563 registros civiles en España (entre ellos el de Ceuta), Italia, Grecia, Malta y Gibraltar, recogiendo información procedente de certificados de defunción. El primer fallecimiento en Ceuta está fechado el día de Nochebuena de 1990. Se trató de un varón marroquí de unos 25 años que perdió la vida en el antiguo Hospital de la Cruz Roja debido a una intoxicación por monóxido de carbono. El siguiente muerto, no identificado, data de julio del año siguiente. En 1994 la lista total del ejercicio subió hasta 3 cadáveres. En 1998 se superó por primera vez la decena. Únicamente un tercio del total figuran en la base de datos como víctimas en Ceuta identificadas. En el global de la frontera sur de la UE menos de la mitad de los inmigrantes fallecidos y localizados han sido identificados. “Las autoridades locales a lo largo de las fronteras externas de la UE han sido dejadas a su suerte a la hora de tratar con aquellos que mueren intentando cruzar y no cuentan con asistencia o supervisión nacional o europea”, critica una de las investigadoras, Tamara Last. Los autores proponen que los Estados europeos continúen la recolección de esta información bajo la supervisión de un nuevo Observatorio Europeo de Defunción de Inmigrantes.