Un castaño legendario con casi cinco siglos de antigüedad, dragos, alcornoques y algarrobos centenarios, un plátano de sombra de 37 metros de altura... Ceuta alberga en sus montes un tesoro natural que acaba de ser estudiado y catalogado gracias a la participación desinteresada de voluntarios del Grupo Local de SEO/BirdLife –con José Navarrete al frente– y de la Sociedad de Estudios Ornitológicos de Ceuta, con el asesoramiento del biólogo Ricardo Ugarte Pérez.
El estudio es fruto de la colaboración de los naturalistas ceutíes con enArbolar, Grandes arboles para la vida, un proyecto LIFE+ de información y comunicación de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente que persigue mejorar la conservación de las especies singulares y los bosques maduros de la Red Natura 2000 de España y su territorio de influencia.
Cada árbol singular ha sido cuidadosamente identificado y medido conforme a una serie de criterios como su tamaño, forma o situación, teniéndose también en cuenta su valor biológico, ambiental o paisajístico. En total se han localizado 38 ejemplares de gran porte, de los que el grupo más numeroso son los laureles de Indias de los Jardines de la Argentina, once ejemplares plantados en 1924 por el alcalde José Rosende en 1925 y que forman una magnífica y espectacular galería de 120 metros de longitud y 50 metros de anchura máxima. Completan el conjunto otros dos grupos de 13 ejemplares de semejante edad en la cercana Avenida Virgen de África, pero que han perdido parte de su atractivo por las continuas podas a las que se han visto sometidos.
Un castaño, el más longevo
El árbol más longevo de Ceuta es un viejo castaño que crece junto a otros de edad similar en la zona conocida como Huerta Serrano, cerca del arroyo de Calamocarro, el espacio declarado por la Unión Europea como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Ya en 1860, el ingeniero de montes e ilustre botánico Máximo Laguna se refería a este rodal y recogía la leyenda popular de que el más robusto de todos ellos, con casi 5 metros de diámetro, habría servido de improvisado refugio a los musulmanes expulsados de Granada por los Reyes Católicos en 1492.
Los más altos son un plátano de sombra de 34,2 metros en el embalse del Infierno y un chopo de 32 metros que es también el último en pie de un grupo de tres a los que la erosión del Arroyo de Calamocarro les ha ido progresivamente tumbando.
Otros árboles monumentales ceutíes son un drago centenario que crece silvestre en las laderas del Monte Hacho, un viejo alcornoque del Barranco del Infierno y un roble andaluz con más de 200 años, uno de los últimos supervivientes del bosque originario que antiguamente cubría Ceuta.
De todos ellos, la información de los más accesibles y visitables estará próximamente disponible en enArbolar, una aplicación gratuita de geolocalización a través de teléfonos móviles y tabletas con la que por primera vez es posible conocer con total exactitud y casi sin margen de error la situación de más de 1.000 árboles y arboledas monumentales españoles.