Un agente de la Guardia Civil pudo recuperar su pistola después de apercibirse que no la tenía en su poder, pero lo hizo tras una rocambolesca historia de la que se conoce, al menos, la parte oficial. La misma tiene como protagonistas a unos MENA y a un adulto que es el que termina con el arma en su poder pero acaba detenido por tener una orden de busca y captura.
La hilera de hechos comienza cuando el agente en cuestión denuncia que le ha desaparecido el arma reglamentaria. Por distintos cauces termina conociéndose que la pistola está en poder de varios menores marroquíes que se hacen con ella. Un adulto es sabedor de este extremo y termina con la pistola en su poder después de contactar con los menores que se la habían apropiado. La primera parte de la historia termina cuando el adulto acude a la Comandancia de Hadú para entregar el arma argumentando que varios MENA se la habían querido vender. La actuación no termina ahí, ya que el hombre, al ser identificado durante la entrega del arma, es detenido puesto que sus datos figuraban en la base de los buscados por tener órdenes en su contra. Ante la obligatoriedad de responder ante un juzgado, se procedió a su detención. El arma volvió a menos de su agente, los MENA quedaron como enlaces y el que entregó la pistola terminó en el calabozo.