Con el Rhone surcando el Mediterráneo camino de Turquía, donde le espera como epílogo el desguace y la venta troceado como chatarra, el organismo público que preside José Torrado está escribiendo ahora los últimos capítulos de sus otras dos particulares pesadillas: el Chariot y el Orobica. El primero también debe desaparecer en apenas unos días, cuando la tripulación del remolcador que se ha desplazado desde Canarias para arrastrarlo solucione las averías que los temporales le han dejado como secuela durante la travesía. El segundo tiene ya comprador, pero su identidad y la cantidad desembolsada no se desvelarán hasta que el Juzgado competente levante el embargo que pesa sobre él y pueda ser adjudicado formalmente, proceso que se ha acelerado esta semana.
Cuando los dos buques que permanecen en Ceuta hayan soltado amarras culminará un trabajo silencioso, pero intenso, en el que la Autoridad Portuaria ha batallado por deshacerse de ellos con todas las armas legales a su alcance: las internacionales que contempla el Convenio de Ginebra de 1993 y las nacionales estipuladas en la Ley de Puertos. “Estamos muy satisfechos. A nuestro juicio se ha hecho un trabajo impecable, muy intenso, bastante duro”, celebran desde el ente que gestiona la infraestructura portuaria. Cientos de gestiones que han incluido la búsqueda casi detectivesca de los propietarios de los buques, trámites para la declaración de éstos en situación de abandono, innumerables escritos ante los órganos judiciales... Incluso, como desvelan fuentes de la propia Autoridad Portuaria, “notificaciones a empresas que sabíamos inexistentes, tapaderas o piratas”, pero a las que estaban obligados a dirigirse en otros países para tener un comprobante de Correos de que habían cumplido con su obligación.
Esos años de comunicaciones sin respuesta y de papeleos también han dejado secuelas económicas. En el caso del Rhone, los 182.000 euros que depositó el armador turco en la subasta para adquirirlo sólo han servido para cubrir una parte de las deudas contraídas con todas las partes desde la espantada del anterior en 2009. La legislación exige que los primeros en cobrar sean los empleados, a los que el anterior dueño también abandonó en Ceuta, de forma que no ha quedado remanente para que la Autoridad Portuaria cobre los 130.000 euros que se le adeudaban por las tasas de atraque de más de cuatro años y el resto de gastos generados, incluido sofocar el incendio que sufrió. En el caso del Chariot sí se recuperarán las cantidades, y además el Puerto está ya cobrando los derechos de amarre generados desde diciembre, cuando se cerró su venta. Lo mismo ocurrirá con el Orobica.
“Dentro de poco estarán los tres fuera y recuperaremos el espacio. Estamos deseando”, reconocen desde un Puerto que ansía librarse de esas toneladas de chatarra.
Un final avalado por la Ley de Puertos y condicionado por el Convenio de Ginebra
Aunque el cuerpo legislativo que rige en estos casos es más amplio, la resolución a buena parte del lastre que arrastraba la Autoridad Portuaria en los casos de abandonos de buques está tipificada en la Ley de Puertos, que en su artículo 302 establece claramente que cualquier embarcación que acumule más de tres meses atracada sin actividad ni abono de las tasas correspondientes puede ser declarada en situación de abandono y posteriormente, de acuerdo a la Ley de Patrimonio, traspasada a un particular mediante subasta. Es, precisamente, el mecanismo que ha permitido deshacerse de las tres naves del Muelle España. Por su parte, el Convenio Internacional sobre los Privilegios Marítimos y la Hipoteca Naval suscrito en Ginebra en 1993 es el que, entre otras cosas, establece que los tripulantes deben ser los primeros en cobrar las deudas contraídas.
Tres nombres
‘Rhone’ - Más de cuatro años en Ceuta y un nido de problemas
Abandonado en septiembre de 2009 por un armador turco que se desentendió también de su tripulación, soltó amarras el pasado día 11 hacia Turquía. Allí será desguazado y vendido como chatarra después de recuperar los tanques de acero inoxidable, quizás su parte más valiosa. Adjudicado en subasta por 182.000 euros, estuvo a punto de irse a pique, sufrió un incendio y se convirtió en refugio de indocumentados.
‘Chariot’ - Abandonado en 2012 y a punto de zarpar a Canarias
Debería haber desaparecido del puerto a finales de diciembre, pero los temporales en el Atlántico lo impidieron. Un remolcador aguarda ya en el Muelle España el momento de arrastrarlo hasta Canarias. Zarpará en los próximos días tras adjudicárselo también en subasta Actuaciones Navales Las Palmas, que abonó 83.620 euros. Su destino, como en el caso del Rhone, es el desguace.
‘Orobica’ - El juzgado levantará en breve el embargo
De bandera maltesa, será el último en dejar el puerto. Su propietario lo abandonó también a finales de 2012 y el proceso de adjudicación se cerrará en breve. En la primera convocatoria de la subasta, desierta, el precio de salida era de 1,32 millones de euros. El último fleco lo despejará en días el juzgado, que con la cantidad abonada por su nuevo dueño levantará el embargo y podrá adjudicarse.