David Muñoz Arbona recorre la vida de San Daniel, patrón de la ciudad, dentro de los actos en su honor a través de la importancia artística e histórica de la época Decapitado en la conocida como Playa de la Sangre frente al colegio San Agustín, en los terrenos que la ciudad ganó al mar, San Daniel sigue estando muy presente en la historia de Ceuta desde que llegó a estas tierras procedente de su Italia natal el 26 de septiembre de 1227 junto a sus compañeros mártires. El profesor de Historia del Arte David Muñoz Arbona trasladó ayer a los asistentes a su ponencia a aquellos tiempos con el objetivo de llevar a cabo un recorrido iconográfico que acercó a los presentes, días antes de la festividad del patrón de la ciudad, a conocer muy de cerca a un hombre entregado a la pobreza y a la transmisión del Evangelio en unos años convulsos y convencido de ser franciscano, orden en la que ingresó cumpliendo voto de obediencia y de defensa de la fe de Jesucristo, por lo que fue martirizado.
Hasta su canonización en 1516, la figura de San Daniel y sus compañeros es clave en la historia de Ceuta. Iniciaron su labor de evangelización lejos del recinto amurallado pues era allí donde residían los cristianos, mercaderes y comerciantes. Pero también entraron dentro recibiendo las críticas de los creyentes musulmanes. El ponente trasladó a quienes ayer acudieron al salón de actos de las Murallas Reales a acompañar a San Daniel a lo largo de su vida. Gracias a la petición de una bula papal se construyó una capilla en su honor en el convento de los hermanos trinitarios. Un año después del conocido como Asedio chico, en 1792 el obispo habla de las festividades de Ceuta y de San Daniel.
Para Muñoz Arbona, San Daniel supone, lejos de su importancia en el ámbito religioso, “un icono histórico artístico y hay que ver su figura en el espacio y tiempo donde le tocó vivir y merece ser reconocido”. El ponente, a través de una visión cultural y patrimonial, quiso reconocer la labor de un santo que quiso llevar la palabra de manera pacífica por diferentes lugares. “Hay que reivindicar la tradición de la ciudad tanto de la festividad cristiana como musulmana o cualquier otra”, señaló convencido de que en pleno Siglo XXI analizar la vida de San Daniel sigue aportando muchas cosas a la visión de aquella época para comprender la actual.