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El ganador del Premio Nacional de Poesía 2015 inaugura a las 19.30 horas las III Jornadas Literarias en la Biblioteca con una lectura poética
Luis Alberto de Cuenca, que abandonó sus quehaceres políticos en 2004 tras haber sido director de la Biblioteca Nacional y secretario de Estado de Cultura, está a pleno rendimiento como poeta. Por eso, recibir el Premio Nacional de Poesía en 2015 le hizo “feliz”, porque era su asignatura pendiente, comentaba a El Faro. El jurado consideró su trabajo, ‘Cuaderno de vacaciones’, como una de las aportaciones poéticas de mayor motivación existencial y simbólica en la historia de la lírica reciente en España. Señalaron “la excelencia de su estilo, unida a la voz de la autenticidad en el espacio literario, que convierten los poemas en una progresión cuya fuerza emocional roza lo sublime, logrando una poética que vincula mitos y orígenes, conocimiento y escritura, devenir vital e imaginario”.
‘Cuaderno de vacaciones’ recoge, repartidos en ocho epígrafes, ochenta y cinco poemas escritos en su mayorí, en los veranos comprendidos entre 2009 y 2012. El autor habla de la vejez, la soledad o la muerte, pero casi siempre con un punto de humor, reconoce De Cuenca, al tiempo que afirma que este premio significa para él “un respaldo bestial”.
Luis Alberto de Cuenca es un escritor y poeta doctorado en Filología Clásica. Ha sido también director del Instituto de Filología del CSIC. Además ha recibido diversos premios y galardones, como el Premio de la Crítica de Poesía Castellana (1985) por ‘La caja de plata’ o el Premio Nacional de Traducción por su versión del ‘Cantar de Valtario’. Algunas de sus obras poéticas son ‘Los retratos’, ‘Elsinore’, ‘Scholia’, ‘Necrofilia’, ‘El otro sueño’, ‘El hacha y la rosa’, ‘Sin miedo ni esperanza’, ‘La vida en llamas’ o ‘El reino blanco’. Como experto en Filología Clásica ha traducido, entre otros, a Homero, Eurípides y Calímaco, y a autores franceses como Charles Nodier y Gerald de Nerval. En 2010 fue elegido académico de la Real Academia de la Historia.
El poeta inaugura a partir de las 19.30 horas las III Jornadas Literarias, organizadas por el Instituto de Estudios Ceutíes, en la Biblioteca Adolfo Suárez, donde realizará una lectura poética. Previamente El Faro ha realizado un recorrido con el poeta a lo largo del mundo literario, la poesía, la cultura, e incluso la política.
–¿En qué momento se encuentra la poesía en este momento?
–En una situación de esplendor, hay muy buenas creaciones y grandes artistas. La poesía está donde estuvo siempre, cerca del corazón del hombre y de la mente humana. Mientras haya seres humanos habrá poesía. Ni mejor ni peor que antes. Lo que sí es cierto es que hasta el romanticismo tiene una especie de asunción social muy grande que hoy no la asumen tanto, puesto que se orienta más a una minoría que se relaciona entre sí.
–¿Cómo se ha transformado el poeta en el transcurso de los siglos?
–A partir del romanticismo se convierte en una persona marginal, rebelde. El poeta romántico es una creación contemporánea del cual ya no nos podemos quitar de encima ese estigma. Ahora es cierto que sigue habiendo una importancia grande por parte de la poesía. Por los grandes logotipos, emblemas y símbolos de los pueblos y de las patrias, tienen en los poetas su gran intérprete.
–¿Ha bajado la calidad de la poesía?
–Aunque es cierto que a partir del romanticismo empieza un decaimiento en las últimas décadas se ha fortalecido y creo que la situación actual goza de gran calidad. No obstante, la finalidad de la poesía ha sido siempre comunicar y hay que recordarlo porque el escritor a partir del siglo XIX se ha alejado mucho del público. Ha habido una individualización que ha desembocado en una incomunicación grande.
–¿Hay gran literatura o pequeña literatura, o solamente buena o mala?
–Yo jamás diferencio entre gran literatura y pequeña literatura, porque no entiendo muy bien qué son esas etiquetas. El único baremo, la única vara de medir, es la calidad. Y es siempre subjetiva pero, evidentemente, hay rasgos objetivos que diferencian a un Shakespeare, por ejemplo, del último escritor que se ha presentado a un premio de barrio, pero no hay cultura buena o mala.
–Hablando de cultura. ¿Qué situación atraviesa en nuestro país? ¿Hace falta un fomento de la misma?
–Estamos en un gran momento de creatividad y no creo que deba unirse la cultura a la clase política. Sólo hay que recordar que el Siglo de Oro fue el mayor momento de esplendor cultural en la historia de España y el país atravesaba una crisis política muy profunda.
–Pero la clase política sí que influye en el nivel cultural y educativo de la sociedad. ¿En qué medida han contribuido las últimas políticas educativasa ello?
– La LOGSE es una ley que nos ha sepultado en el desconocimiento y la ignorancia. Desde el Libro Blanco de Educación de 1969, el resto de políticas en materia educativa que se han ido aprobando han hundido esta disciplina, la educación atraviesa una línea muy fina. Hace falta un rearme educativo basado en las humanidades, partiendo de que el latín y el griego deberían ser asignaturas obligatorias. Para ello lo primordial es que haya voluntad política desde ambos lados, el problema es que las humanidades no están en el ambiente.
–En cuanto a su carrera poética. ¿Con cuál de sus obras se queda ¿Y por qué?
–Todos son mis hijos, pero si he de elegir, me quedo con ‘Por fuertes y Fronteras’ de 1996 y ‘El reino blanco’ de 2010. Básicamente porque hablan acerca de una serie de sentimientos que tenía dentro y percibía la necesidad de hablar sobre ellos.
–Y ¿‘Cuaderno de vacaciones’? Gracias a él obtuvo el Premio Nacional de Poesía el pasado año.
–Es cierto que con él me reconocieron mi carrera pero no creo que sea mi mejor libro, considero que cualquier obra previa podía haber sido perfectamente galardonada con ese premio. Por ejemplo, en el 86 la ‘Caja de Plata’ es finalista y ese sí que creo que es de mis mejores poemarios. A todos mis hijos los quiero igual, pero ‘Cuaderno de Vacaciones’ no es uno de mis mejores libros, tampoco sé cuál es el mejor, pero creo que un Premio Nacional también reconoce toda la carrera y no solo un libro.
–¿Qué supuso en su carrera que le otorgasen ese premio?
–Fue una gran satisfacción que me reconociesen con un premio de esa categoría, pensé que ya se me había pasado el arroz, fue como un milagro que ya no esperaba.
–En la lectura que va a realizar esta tarde, ¿con qué nos va a deleitar?
–Voy a llevar a cabo la lectura de tres antologías. La primera de ellas, personal, se llama ‘Por las calles del tiempo’. Las restantes pertenecen a dos grandes autores, ‘Abre todas las puertas’ y ‘Su nombre era el de todas las mujeres’. He considerado que en vez de centrarme en un libro es más entretenido leer antología, también porque me apasiona.