El blindaje que está resultando efectivo en el espigón del Tarajal y la llegada del verano, que trae siempre consigo una mayor presión migratoria, han podido ser claves en el intento de entrada producido la pasada noche sobre el perímetro. Hacía meses que no se detectaba presión en el vallado, registrándose sólo acercamientos aislados, pero la pasada noche saltaron las alarmas estimándose en unos 50 los subsaharianos que pretendían acercarse a la doble valla que separa a lo largo de ocho kilómetros Ceuta de Marruecos.
Las fuerzas militares marroquíes se desplegaron de inmediato para evitar que el grupo pudiera siquiera acercarse a la valla, lo que podría haber provocado un problema para la Benemérita. Así todos los inmigrantes tuvieron que retroceder, a la altura de Oued d’awyat, donde las fuerzas marroquíes detuvieron a buena parte de los inmigrantes mientras otros huyeron a los montes.
Ahora toca esperar. Esperar a ver si lo ocurrido ayer fue algo aleatorio o si va a ser la tónica de este verano, como está sucediendo en Melilla en donde el acoso es brutal e incesante, con intentos de entrada de hasta 400 inmigrantes en una sola jornada.
La Guardia Civil está atenta por si tiene que verse obligada a reforzar el dispositivo de vigilancia en el perímetro fronterizo, blindado de cámaras que son controladas desde la central del COS en el Tarajal.
La labor de veto ejercida por Marruecos en la valla también se produjo en el mar. Así las fuerzas de seguridad marroquíes intervinieron una balsa ocupada por siete subsaharianos que intenta aproximarse a la playa del Tarajal bordeando el espigón. Tal y como el propio delegado del Gobierno informó, en lo que va de año Marruecos ha impedido la entrada en la ciudad autónoma de hasta mil inmigrantes que pretendían su acceso a Ceuta.