Son también objeto de la violencia de género. De hecho, ellas cuentan con más posibilidades. Son las mujeres con discapacidad y también uno de los rostros que más sufre esta lacra social. Las estadísticas reflejan que el 21% ha pasado por esta experiencia frente al 14% de féminas que no la tienen acreditada. Ceuta no queda exenta de estas cifras.
La necesidad de hacer visible su realidad ha llevado a la UNED a organizar las jornadas ‘Desde la vulnerabilidad a la resiliencia: violencia de género y discapacidad’, donde se ha puesto en foco en este colectivo sin olvidar al resto.
A lo largo de las mismas se ha dado a entender que en la ciudad existe, en general, una mayor prevalencia de casos frente a la media nacional, una tendencia que comparte con Melilla. Específicamente, son un 2,8% por cada 1.000 vecinas.
Factores de influencia
La diversidad funcional es parte del listado de factores que implican una mayor vulnerabilidad y, por tanto, más probabilidades de atravesar una circunstancia similar. Ello afecta en el mismo grado tanto en lo que es violencia de género como en la sexual, tal y como ha destacado Gema Prieto, trabajadora social del Centro Asesor de la Mujer.
No solo se da este paradigma en relación a la discapacidad. Existen también posibilidades, y no pocas, de que una víctima de esta clase de violencia desarrolle finalmente esta condición tras un abuso continuado. De hecho, el 30% de las que lo viven son acreditadas con la misma.
Otras variables influyentes son ser una mujer de tercera edad, una adolescente o ser migrante. Estos grupos poblacionales son los que menos denuncian. A pesar de que cada vez son más las afectadas que dan el paso, es preciso observar a quienes no se atreven a hacerlo.
Aún queda camino
“Nos podemos imaginar la trayectoria y los episodios por los que ha pasado una mujer hasta que la han asesinado. En 2024 fueron 35 y, de ellas, solo seis habían puesto una demanda”, ha remarcado. La profesional ha incidido en que esto “hace ver todo lo que queda por recorrer” y que constituye “un fracaso que se repite”.
Prieto ha narrado, sin entrar en detalles y desde su propia experiencia, a qué se enfrentan diariamente en este centro. La trabajadora social ha subrayado que están al frente de muchas menores “que tienen relaciones que desde el inicio son muy tóxicas”. Es por ello por lo que ha estimado necesario “enseñar que esto nos afecta a todos y a todas”.
“El 70% de las afectadas que son adolescentes no tienen si quiera la intención de denunciar. Es un asunto muy importante”. Ha ofrecido como posible remedio “la concienciación, la sensibilización” y también “seguir trabajando”.