La presión ejercida por nadadores fundamentalmente marroquíes en la ruta de los espigones no es algo nuevo. Lo que se está viviendo este verano ha logrado captar la atención de los medios nacionales y por eso, solo por eso, se ha convertido en debate.
El verano pasado no logró superar ese filtro, por eso, aunque la situación era igual de crítica, nadie desde Algeciras hacia arriba sabía qué estaba ocurriendo en este lado de la frontera. Tampoco les importaba porque no había sido incluido en el menú preparado por las grandes empresas que son, en el fondo, las que deciden qué es noticia y qué no.
Este verano, esta presión se ha posicionado en primera línea y ha provocado, al menos, que comience a rodar la película.
El Gobierno de España, dice la delegada Pérez, está preocupado por la situación y sabe lo que sucede. Entiendo que también sabía lo que sucedía el año pasado y el anterior, aunque curiosamente hizo bien poco para ejecutar actuaciones que los propios guardias civiles consideran claves como son las reformas de los espigones.
Hay algo que no cuadra. Si el Gobierno de España sabe todo lo que sucede en Ceuta, ¿cómo no tomó medidas años atrás? Si analizamos lo que está pasando como una novedad será de una torpeza tal que impedirá que demos con la tecla.
Lo de estos meses no es nuevo para los guardias civiles encomendados a las labores de control en el espacio fronterizo. No es nuevo tampoco con este gobierno, pero tampoco lo era con el PP, que llegó a mostrar públicamente tras los sucesos del 6F unas imágenes sobre un nuevo espigón que nunca se ejecutó.
Esto es lo malo de nuestros políticos, que actúan solo por impacto. El PP lo hizo años atrás, lanzando compromisos que no ejecutó, aunque ahora salgan a la palestra exigiendo a los demás lo que ellos no hicieron.
El PSOE lleva todo este tiempo permitiendo que sucedan situaciones extremas en la frontera sin actuar como debió hacerlo. Ahora que los medios han decidido incluir lo que sucede en el menú del día se presentan preocupados ante la opinión pública. Esperen que empiece la vuelta al cole. Esperen.
Lo del espigón tras el 6F despide un leve olor a "recordáis la parábola del viejo con pérdida de memoria incluida, que se encontró un mechero (de mecha) en un pantalón antiguo y pensó: si ya no fumo ni cigarrillos de anís".
De todas formas, si se hubiera gastado en hormigón armado lo que se gasta en concertinas, desmontes, drones y dietas y hoteles de las "fuerzas expedicionarias" hace tiempo que estas no harían falta.