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28F: el día en el que todo un pueblo se unió y se salvó

El 28 de febrero de 2020, en Ceuta se hizo historia. Y se hizo porque miles de personas se unieron en una de las manifestaciones más numerosas que han tenido lugar en nuestra ciudad. Una manifestación que clamaba por la convivencia, una manifestación de hombres, mujeres y niños hartos de vivir en una tierra dividida en dos: la de los marginados y la de los señoritos. Desde la barriada del Príncipe hasta el Ayuntamiento, la Casa del Pueblo que incongruentemente ha dejado de serlo, miles de personas salieron a la calle y de manera pacífica dieron un ejemplo al resto. La Policía llegó a reconocer la participación de 6.000, los organizadores elevaron dicha cifra a 8.000. En la calle se palpó lo que hacía muchos años no se había visto: la unión en torno a una misma protesta, reflejo del hartazgo de un pueblo cansado de quienes se empeñan en enturbiar la convivencia, pero también de las nulas alternativas económicas para tantísima gente en paro, cada vez más asfixiada.

“No nos mires, únete”, gritaban. Y la gente se unió, tanto que una marea colapsó la Gran Vía y una marea aplaudió el tránsito de familias enteras que mostraban sus pancartas y hacían sonar sus silbatos. Hoy, justo un año después, aquel movimiento del 28F que fue respaldado por más de 40 entidades de todo tipo, sigue vivo. El coronavirus frenó nuevas convocatorias en la calle, pero no ha anulado su sentido ya que quien está detrás es gente luchadora del movimiento social y vecinal de Ceuta.

La del 28F fue una de las manifestaciones más importantes que hubo en Ceuta

Uzman Bersabe, integrante de ese movimiento, recuerda a FaroTV cómo se gestó aquella gran marcha desde el corazón de uno de los barrios más famosos de toda España y, a su vez, más utilizado políticamente: el Príncipe.

“La organización del 28F no fue por parte de un movimiento nuevo, porque nosotros pertenecemos a un movimiento social y vecinal que lleva años trabajando a pie de trinchera con la problemática de la gente. La idea de convocar esa gran marcha fue que saliera del barrio más pobre, donde todas las estadísticas dan los peores datos, hasta la puerta del Ayuntamiento que es el símbolo del despilfarro. El problema de la convivencia no es que unos cuantos dijeran cosas horrorosas, sino que es la desigualdad inmensa que tiene esta ciudad. Quisimos demostrar que el Gobierno de Ceuta que lleva 20 años gobernando es el principal responsable de esa desigualdad porque ha tenido 20 años para haber resuelto algo. La conclusión es que no trabajan para el común de la ciudadanía, porque trabajan solamente para una parte”, explica a pie de calle de la barriada que vio nacer este gran movimiento social.

Solo el pueblo salva al pueblo. Esa era la clave entonces y esa sigue siendo la clave ahora. La movilización en la calle demostró el inconformismo de muchos, demostró que algo fallaba entonces y algo sigue fallando hoy en día. “El pueblo salió cuando sintió que debía salir, por eso se movilizó y por eso tuvo ese éxito. Cómo pudo ser eso: nosotros no somos políticos, somos gente que trabaja para el pueblo que somos el pueblo y sabemos realmente lo que ocurre”, puntualiza Bersabe. “Siempre estuvimos convencidos de que con un poco de organización, esfuerzo, acercamiento y comunicación en las redes podíamos convencer a la gente de que si no hacen algo por sí mismos, nadie lo va a hacer por ellos. La prueba fue evidente, hemos demostrado que el pueblo puede hacer algo. Ese fue el sentido”.

Tras la manifestación, el movimiento se vio sacudido por la convulsión del coronavirus que paró absolutamente todo. Siguieron su labor llenando vacíos y atendiendo a una población cada vez más necesitada.

28F: El movimiento que sacó a miles de personas a la calle sigue vivo y con ánimo de más movilización

“Fue terminar el 28F y vino la pandemia. Nosotros como movimiento, como cooperativistas en lo vecinal y social, desde el primer momento del confinamiento cortamos todo, la administración tardó más de una semana en reaccionar. Después de que reaccionaron y nos quitaron de en medio porque les estorbábamos, continuamos nuestra labor repartiendo comida porque Asuntos Sociales no ha hecho casi nada. Hubo una gran expectativa con el Ingreso Mínimo Vital, la gente se ilusionó… pero no ha llegado a mucha gente, han tenido trabas burocráticas enormes. El problema de Asuntos Sociales es que está muy burocratizado.

Nosotros nunca hemos buscado protagonismo, nuestra labor es callada, vamos a lo nuestro porque nadie nos paga por hacerlo ni pertenecemos a ninguna organización ni recibimos subvenciones. La labor continúa y cuando llegue el momento, ese mismo pueblo que salió el 28F estamos convencidos de que va a volver a salir, pero esta vez para realmente hacer algo positivo. Se verá en las urnas, en la época de las elecciones”.

Tras el éxito de aquella concentración hubo críticas contra el movimiento del 28F al que se le acusaba de querer un desembarco en política o, incluso, de estar manejado en la sombra por algunas entidades… Pero fue un claro ejemplo de civismo a pesar de que se les dijo de todo, incluso que estaban manejados hasta por el vecino país.

“Incluso por Marruecos llegaron a decir, nos dijeron que éramos marionetas de Marruecos. Eso es tan absurdo… les cogió tan de sorpresa porque nunca se podían imaginar que el pueblo se llegara a unir para hacer algo juntos. Lo hicieron con un derroche de civismo. Lo que más nos preocupaba era que ocurriera algún altercado, porque es lo que esperaban que ocurriera. Nuestra principal preocupación es que fuera un modelo cívico, que no se produjeran altercados... Y fue un ejemplo de civismo”.

Tras aquellas imágenes, después de un año tan duro en el que hemos terminado perdiendo la conciencia de todo, quedan recuerdos que convirtieron esa jornada en una distinta, en una especial que marcó un antes y un después.

“Yo me quedo sobre todo con imágenes que nunca se me olvidarán, ver a las familias saliendo con sus hijos pequeños, con sus mayores, incluso minusválidos con sus sillas de ruedas, en un ambiente festivo… Se sentían protagonistas y cuando terminó todo y todo terminó bien, la sensación de la gente era que se sentían orgullosos de sí mismos porque habían logrado hacer algo que hasta entonces creían imposible”.

Los ataques a la convivencia persisten a pesar de que todo un pueblo salió a la calle para decir que estaba harto de todo ello. Persisten porque desgraciadamente hay una “parte de la sociedad que piensa así, tiene una mentalidad anticuada, de la época del Protectorado. El principal problema es la desigualdad, es en lo que insistimos. Hasta que no haya gobiernos que trabajen para todos y no solo para una parte burguesa, acomodada, que no tiene problemas porque les da igual que la frontera esté cerrada, que la economía se hunda, que los comercios cierren… Para esos son para los que trabaja esta especie de régimen de 20 años. Nos lo demuestra día a día.

Una sociedad, según cómo trata a los desfavorecidos, nos dice qué rango de sociedad es y los desfavorecidos están abandonados. Está el centro acomodado y luego tenemos los suburbios… Ahora, qué ocurre, todas esas estadísticas tan terribles les hacen un servicio al gobierno de aquí porque como dan las más altas tasas… ¡Venga fondos!... Ese es el problema de la convivencia”.

Aquel 28F sirvió de algo, lo creen quienes estuvieron detrás de ese movimiento y quienes lo siguen manteniendo. “Estoy seguro, estoy convencido. La labor que tenemos que hacer ahora es convencer a ese pueblo que salió que tiene que votar. Porque el gobierno no gobierna por sus votos, sino por el no voto. Con eso hay que acabar. Eso es lo que tenemos que hacer el esfuerzo, convencerlos por motu proprio. Si la población musulmana no se moviliza, y entra con fuerza Vox, va a haber problemas muy serios”, concreta Bersabe.

“El discurso del odio que se había instaurado en el gobierno preocupaba mucho a la ciudadanía. Los convocantes del 28F solo canalizamos ese sentir de los ciudadanos de a pie, que son quienes tienen el mérito”, le puntualiza el presidente de la barriada del Príncipe Alfonso, Abdelkamil Mohamed ‘Kamal’. Aquel día se trató de atacar ese discurso del odio pero también de criticar “la desigualdad, la fractura social” y reclamar “la igualdad de las distintas barriadas” denunciar “la frontera y su cierre, los ataques a las distintas religiones y no solo la musulmana. Todavía está vivo ese discurso del odio y nosotros seguiremos luchando para que desaparezca. El movimiento seguirá con esa línea de defender la convivencia intensamente con el respaldo de la ciudadanía que es la auténtica protagonista del 28F. Nosotros solo canalizamos ese deseo”, añade.

¿Ha cambiado algo un año después? La realidad, a pie de calle, esconde una crispación que vive momentos de calma o de crisis. Quizá la solución a una normalidad esperada por todos esté en nosotros mismos, quizá esté en dejarnos de profundizar en las diferencias y trabajar por una igualdad plena.

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