Esta es la historia de un joven de 20 años, nacido en Yemen. Uno de tantos que huye de un lugar en permanente conflicto y que busca en las ‘puertas’ de Ceuta y
Melilla la posibilidad de llegar a Europa. Varias veces intentó el pase, viendo en el bordeo del
espigón la forma más sencilla para hacerlo. Pero la vigilancia en las costas que se ejerce a uno y otro lado lado de los salientes de Tarajal y Benzú impidió alcanzar esa meta. Así ha sido hasta este sábado, cuando la niebla se ha puesto de su lado y se ha convertido en el camuflaje perfecto para lograr, a fuerza de golpe en el mar, el cruce a Ceuta. Los
conflictos registrados y enquistados en territorio yemení provocan las migraciones de sus residentes. Una de las vías de escapada es la que conduce al norte de Marruecos, en donde se asienta una población importante de estos residentes y desde donde intentan llegar a España. La vía de pase siempre es la misma, a nado o con ayuda de quienes, usando motos de agua permiten ese tránsito pero con una salvedad: cobrando dinero. Y eso es lo que le falta a quienes, tras huir de Yemen, subsisten como pueden. La
Guardia Civil lo interceptó y trasladó a las dependencias que la Compañía Fiscal tiene en el puerto, desde donde se coordinó el traslado al
CETI previa asistencia del ERIE de
Cruz Roja. La comunidad yemení del centro del Jaral es variable, registrándose épocas de mayor número coincidentes con las escapadas de integrantes de este colectivo. Ahora mismo es residual,
según los últimos datos que facilitó la Delegación del Gobierno. No obstante predominan los subsaharianos, cuyas entradas por goteo se registran a través del vallado de manera constante, prácticamente a diario, logrando saltar la doble línea coronada por peines invertidos.