El vicepresidente del Tribunal Constitucional, Juan Antonio Xiol, ha abierto las XI Jornadas Jurídicas de Ceuta con una ponencia titulada ‘La inteligencia artificial y la lógica del Derecho’ en la que ha abordado los retos normativos de control a los que se enfrentan los magistrados y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) con la introducción de logaritmos en su trabajo cotidiano hasta el punto de contemplarse la sustitución del juzgador humano por otro informático, una polémica que sigue viva.
Para Xiol “prevenirse frente a los riesgos de la inteligencia artificial como expresión más avanzada de la computerización es necesario, pero la evolución es inevitable”. “Soy optimista porque tengo que serlo, aunque no podemos olvidar los deberes: no sabemos lo que puede pasar y nos enfrentamos a múltiples amenazas a las que tenemos que hacer frente en su conjunto”, ha dicho.
El director del Centro de Documentación Judicial (CENDOJ), Iñaki Vicuña, moderador de su exposición, ha confesado sentirse como “el telonero de los Rolling Stones”. “Solo hay que leer su currículum para ver que ha sido primero en todo, estudiando y después en la vida real: es un ejemplo de orientación al resultado, de referente ético y de rigor como jurista”, ha glosado al catalán.
Xiol ha empezado citando a Einstein: “Cada vez sabemos más, pero entendemos menos”. “La evolución ha sido capital en la historia de la humanidad y desde el punto de vista tecnológico se ha concentrado en las revoluciones: la industrial del siglo XVIII que dio lugar a la organización de la economía alrededor de la empresa; la energética de los años cuarenta que consolidó el mercado; la de la sociedad de la información que trajo la globalización; y la de la sociedad digital en la que vivimos actualmente”, ha puesto en contexto a los presentes.
“No sabemos exactamente la última etapa tecnológica a la que nos conducirá la digitalización de la sociedad, pero nosotros tenemos que dedicarnos a cultivar nuestro jardín e intentar entender algo”, ha aterrizado su exposición en los algoritmos, las fórmulas que han mutado desde Aristóteles a la informática, de cantidades a espacios de registro.
“La tecnología nos ofrece una capacidad de almacenamiento y cálculo prácticamente ilimitada”, ha advertido el jurista, que ha señalado que la inteligencia artifical se materializa cuando las máquinas son capaces de hacer cosas que creíamos exclusivas de los humanos: hallar conexiones, calcular probabilidades, tratar contradicciones, hacer predicciones, tomar decisiones…
El vicepresidente del Constitucional ha pasado por las novedades que traerá la informática cuántica o la neurotecnología antes de llegar a las aplicaciones de la inteligencia artificial, que en materia no jurídica ha demostrado ya sus extraordinarias capacidades jugando (al ajedrez, por ejemplo) o reproduciendo la voz humana. También en el campo de la contratación automática, con la consiguiente disyuntiva sobre la aplicación del Derecho, igualmente controvertida para delimitar la utilización de todo tipo de rastros, el ‘big data’.
En la administración pública la inteligencia artificial también tiene una “gran aplicación”. “A los juristas clásicos nos llama mucho la atención que se plantee prescindir de la fe pública registral, pero los economistas insisten en que sí”, ha reflexionado sobre la posible supresión de figuras como la de los notarios. También en la persecución del fraude, la seguridad pública, el combate de la violencia de género…
Con los procedimientos judiciales la inteligencia artificial tiene potencial con las bases de datos, la tramitación de documentos, la valoración de riesgos, la introducción de sistemas asistenciales, la jurimetría (predecir cuál será el resultado de un asunto incluyendo entre los parámetros de análisis la personalidad del juez) o la resolución de conflictos hasta para sustituir con un ordenador a un magistrado humano.
“En Escocia los pleitos de escasa cuantía ya los resuelve una computadora con posibilidad de recurso y eso ha encendido todas las alarmas”, ha reseñado Xiol, que también ha repasado cuál ha sido la “reacción del derecho” alrededor de la protección de datos y con transparencia y blindaje de la igualdad, la libertad de empresa y la protección de los consumidores. No basta. Hace falta proteger nuevos derechos como la libertad cognitiva (que todo el mundo tenga acceso a los nuevos sistemas), la privacidad y la integridad mental y la identidad personal.
“El conflicto del humano frente a la máquina se plantea desde el punto de vista ético exigiendo una intervención humana en todo proceso tecnológico, pero yo creo que no podremos ir más allá de reclamar que respeten nuestros principios, y en Derecho reivindicando protección y responsabilidad”, ha avanzado el jurista nacido en Barcelona.