Estamos en el mundo de la globalización, internet, hemos viajado al espacio y los avances tecnológicos, médicos y científicos han invadido nuestras vidas, y de pronto un virus del tamaño de 120 a 160 nm, con envoltura, que contienen un genoma no segmentado de RNA y que es necesaria la microscopia electrónica para visualizarlo, pone patas arriba a nuestro mundo. Todo esto nos sirve para reflexionar sobre la vulnerabilidad del ser humano.
Conocemos menos del 1% de los virus que hay ahí fuera. El 70% de los nuevos virus provienen de animales. El contacto con animales, los cambios ecológicos y climáticos, la globalización y la movilidad de las personas son factores que pueden influir en que virus presentes en la naturaleza comiencen a tener contacto con el ser humano.
El 31 de diciembre de 2019, la Comisión Municipal de Salud y Sanidad de Wuhan (provincia de Hubei, China) informó a la Organización Mundial de la Salud sobre un grupo de 27 casos de neumonía de etiología desconocida, con una exposición común a un mercado mayorista de marisco, pescado y animales vivos en la ciudad de Wuhan, incluyendo siete casos graves. El agente causante de esta neumonía fue identificado como un nuevo virus de la familia Coronaviridae que posteriormente se ha denominado SARS-CoV-2. El cuadro clínico asociado a este virus se ha denominado COVID-19
Los coronavirus son una familia de virus que se descubrió en la década de los 60 pero cuyo origen es todavía desconocido. Sus diferentes tipos provocan distintas enfermedades, desde un resfriado hasta un síndrome respiratorio grave (una forma grave de neumonía).
Gran parte de los coronavirus no son peligrosos y se pueden tratar de forma eficaz. De hecho, la mayoría de las personas contraen en algún momento de su vida un coronavirus, generalmente durante su infancia. Aunque son más frecuentes en otoño o invierno, se pueden adquirir en cualquier época del año.
El coronavirus debe su nombre al aspecto que presenta, ya que es muy parecido a una corona o un halo. Se trata de un tipo de virus presente tanto en humanos como en animales.
Un estudio publicado por el New England Journal of Medicine ha analizado las diferencias entre el Sars-CoV-2 (el nombre técnico del nuevo coronavirus), el SARS, el MERS y la gripe estacional (H1N1.
Genoma Viral
Todos los virus poseen un genoma que contiene las instrucciones para multiplicarse. El genoma viral, además, cuenta con información sobre las características particulares de cada virus, entre ellas algunas tan importantes como las especies que puede infectar, su modo de transmisión o su interacción con los mecanismos de defensa celulares. Durante la copia de los genomas virales siempre se producen algunos errores denominados mutaciones, impulsoras de los cambios que a veces ocurren en el comportamiento de los virus.
En el mundo celular, la información genética se almacena siempre en el ADN. Sin embargo, en el mundo viral también puede hacerlo en otra molécula, que es el ARN. Resulta inquietante que muchos de los virus más difíciles de controlar contengan genomas de ARN: el virus de la gripe, el virus de la inmunodeficiencia humana, el Ébola, los coronavirus causantes de síndromes respiratorios graves como el SARS, el MERS o COVID-19
Un grupo de científicos chinos ha desvelado cómo el Covid-19 consigue penetrar en las células humanas e infectarlas. La investigación abre la vía al desarrollo de nuevas estrategias para combatir el virus, aunque también describe varias mutaciones.
Hasta la fecha, los científicos sabían que el Covid-19 se valía de una proteína llamada 'ACE2' para abrir la puerta que le permitiese entrar en las células humanas. Ahora ya se sabe cómo lo hacen: a través de una proteína vírica que encaja en la ACE2 como una llave en una cerradura. Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de científicos del Instituto de Estudios Avanzados Westlake, en Hangzhou, y la Universidad Tsinghua de Pekín. El descubrimiento, publicado en la revista Science, sea adentra en la estructura celular para estudiar los entresijos de la proteína humana, y descubrir cómo el virus la utiliza para penetrar en nuestro organismo.
La unión de una proteína vírica y la ACE2 abre las compuertas celulares para que el coronavirus pueda penetrar y duplicarse en su interior. La maquinaria celular humana utiliza el ARN vírico como propio, por lo que fabrica proteínas virales como si de humanas se tratasen. A partir de ahí, el material genético vírico -y los mismos virus- se van multiplicando hasta acabar con las membranas de la célula en cuestión y disponerse a infectar otras células cercanas.
Hasta el pasado miércoles 11 la Organización Mundial de la Salud no había calificado al coronavirus, COVID-19, como pandemia. Ahora que ya se ha propagado a más de 110 países y tras tres meses de contagios a todos los niveles de la población, la OMS ha decidido cambiar el status y ha pasado a considerarse una pandemia.
Para que una enfermedad se denomine pandemia debe propagarse por todo el mundo, extendiéndose a varios países de diferentes continentes y afectando a un gran número de personas. Es decir, este término no implica una gravedad mayor o menor de la enfermedad, sino una propagación rápida y mundial. Según la OMS, se produce una pandemia cuando aparece un nuevo virus que se propaga por el mundo y la mayor parte de la población no es inmune al mismo.
Por su parte, una epidemia ocurre cuando una enfermedad se extiende por una zona concreta durante un determinado tiempo afectando a un gran número de personas.
Es decir, la principal diferencia entre epidemia y pandemia radica en la situación geográfica y el número de casos, siendo mayor la proporción el caso de la pandemia.
Transmisibilidad
Además, si hay algo en lo que ha destacado el nuevo coronavirus es en su transmisibilidad, puesto que por cada caso se pueden producir entre 2,2 y 2,68. Le sigue el SARS, con una tasa de entre 2 y 3, el virus de la gripe, con 1,5 casos. El MERS, por su parte, es el que menor transmisión tiene, con una tasa inferior a 1.
Localización
Otra de las diferencias obvias entre estos virus es por su localización. Así, por su origen, (aunque quizá la definición deba modificarse con el tiempo) el nuevo coronavirus ha aparecido en la ciudad china de Wuhan, en la provincia de Hubei; el SARS, por su parte, se localiza en la ciudad de Guandong, también en China; el MERS está focalizado en la ciudad de Yeda, en Arabia Saudí; mientras que la gripe estacional, provocada por el virus H1N1 se encuentra en todo el mundo.
Edad de los pacientes
La media de edad de los pacientes con Covid-19 es de 47 años, mientras que la de SARS es 39,9 y la gripe de 23,4 años, lo que significa una mayor incidencia en menores. La mediana de edad de los pacientes con MERS, sin embargo, es de 50 años.
Los jóvenes parecen ser poco susceptibles a la enfermedad, pero las enfermedades crónicas y respiratorias son un factor de riesgo, incluso entre jóvenes.
Periodo de incubación
En cuanto al periodo de incubación del virus, de media el MERS es el que puede pasar más tiempo 'latente' hasta unos 5,2 días; y su periodo oscila entre los 2 y los 13. Le sigue el SARS, con una media de 4,6 días y un rango entre 2 y 14. Por su parte el nuevo coronavirus tiene un periodo medio de incubación de 4 días y un rango entre 2 y 7. En todo caso, el periodo de cuarentena que se ha establecido para el Covid-19 se tomó precisamente del SARS. Por último, la gripe estacional es, entre estos virus, el que menor tiempo de incubación tiene, con un periodo de 2 días y un rango que va entre 1 y 7.
Síntomas
La sintomatología inicial es la misma de un resfriado o una gripe. El diagnóstico de certeza sólo se puede hacer por identificación del virus.
Los síntomas, en todo caso, son similares en todas estas patologías. La principal dificultad a la hora de compararlos es la variabilidad con que se puede presentar la gripe. Fiebre, tos, y sensación de falta de aire son algunos de los más comunes.
Así, por ejemplo, la fiebre puede presentarse entre el 83 y 98 por ciento de los casos de coronavirus y en prácticamente todos los casos de SARS (99-100 por cien) y de MERS (98 por ciento de los casos). Sin embargo, en cuanto a la gripe, puede darse entre el 36 y el 100 por cien de los casos.
De igual modo la tos afecta entre el 76 y el 82 por ciento de los casos de Covid-19; entre el 62 y el 100 de los de SARS; el 83 por ciento de MERS; y entre el 40 y el 100 por cien de los casos de gripe.
Tasa de mortalidad
Las diferencias en cuanto a la tasa de mortalidad, entre el Sars-CoV-2 (el nombre técnico del nuevo coronavirus), el SARS, el MERS y la gripe estacional (H1N1). Son las siguientes:
Todos ellos son virus respiratorios que pueden derivar en neumonía y causar la muerte, sin embargo, cuentan con unas características particulares. Por ejemplo, destaca la tasa de mortalidad del nuevo coronavirus en pacientes con enfermedades asociadas: un 73,3 por ciento de los casos. Le sigue el MERS, con un 60 por ciento; y el SARS, con un 46 por ciento de fallecimientos entre los pacientes con comorbilidades. Sin embargo, por sus características, no hay datos disponibles entre los pacientes de gripe.
Además, en cuanto a la mortalidad de estos cuatro tipos de virus (aunque los datos sobre el Covid-19 deberán actualizarse una vez que se incluyan los datos de los pacientes fuera de China), el Covid-19 tiene una letalidad que oscila entre el 1,4 y el 2,1 por ciento; el SARS un 9,6; y el MERS es el que mayor letalidad tiene, con un desenlace fatal en el 40 por ciento de los casos. Por su parte, la gripe es el virus con mayor dificultad a la hora de calcular su letalidad, que se estima entre 1 y 23 fallecimientos por cada 100.000 casos.
En cuanto a los factores asociados con casos graves o fallecimientos, el Covid-19 provoca complicaciones entre los pacientes de mayor edad y con mayor gravedad de la enfermedad, El SARS es peor en pacientes de mayor edad, principalmente varones y con comorbilidades. El MERS cuenta con una mayor letalidad entre pacientes inmunocomprometidos, comorbilidades y otras infecciones. Por último, la gripe puede ser peor también entre los pacientes de mayor edad, pero también entre embarazadas, pacientes con otras comorbilidades asociadas y con trastornos metabólicos, entre otras patologías.
Tratamiento
En casi el 80% de los casos se cursa sin síntomas o son leves y el tratamiento se lleva a cabo sobre esos síntomas que se presentan, como en la gripe.
No hay tratamiento específico para la enfermedad, pero se pueden tratar los síntomas y dar soporte respiratorio a los pacientes que lo requieren. Un 20% de pacientes requieren hospitalización, y de ese 20%, un 6% entra en estado crítico.
Prevención
Hasta la fecha no se dispone de vacuna alguna ni de tratamiento específico para combatir la infección por coronavirus.
Mantener una higiene básica es la forma más eficaz de evitar contraer este virus en los lugares en los que existe un mayor riesgo de transmisión, fundamentalmente las zonas en las que se han registrado casos. Es conveniente lavarse las manos con frecuencia y evitar el contacto con personas ya infectadas, protegiendo especialmente ojos, nariz y boca. A las personas infectadas (o que crean que pueden estarlo) se les aconseja el uso de mascarillas y usar pañuelos para cubrirse la nariz y la boca cuando se tose o se estornuda
La población general sana no necesita utilizar mascarillas. El Ministerio de Sanidad advierte de que un uso inadecuado de mascarillas puede contribuir al desabastecimiento en aquellas situaciones para las que están indicadas
Las medidas preventivas deben seguirlas especialmente aquellas personas que padezcan diabetes, insuficiencia renal, neumopatía crónica o inmunodepresión, y personas de edad avanzada, que presentan más comorbilidad, ya que tienen más riesgo de padecer enfermedad grave en caso de infección por coronavirus.
En los últimos años se han descrito tres brotes epidémicos importantes causados por coronavirus:
SRAS-Co
El síndrome respiratorio agudo y grave (SRAS, también conocido como SARS y SRAG) se inició en noviembre de 2002 en China, afectó a más de 8.000 personas en 37 países y provocó más de 700 muertes. La mortalidad del SRAS-Cov se ha cifrado en el 10% aproximadamente.
Se cree que el coronavirus del SRAS tuvo su origen en los murciélagos, saltando posteriormente a alguna otra especie de pequeño mamífero, como la civeta, y por último a los humanos.
CORONAVIRUS DEL RESFRIADO
Esta variante de coronavirus corresponde a los tipos 229E y OC43, que provocan los síntomas comunes de un resfriado, aunque en los casos más graves también pueden ocasionar una neumonía en personas de edad avanzada o en neonatos.
MERS-CoV: El coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) fue detectado por primera vez en 2012 en Arabia Saudita. Se han notificado hasta octubre de 2019 más de 2.400 casos de infección en distintos países, con más de 800 muertes. La letalidad es, por tanto, del 35%.
El origen, el coronavirus MERS-CoV es un virus zoonótico que se transmite de animales a personas. Según se desprende del análisis de varios de sus genomas, se cree que el virus se originó en murciélagos y se transmitió a los camellos.
COVID-19
A finales de diciembre de 2019 se notificaron los primeros casos de un nuevo coronavirus en la ciudad de Wuhan (China). Desde entonces el goteo de nuevos infectados por el virus SARS-CoV 2 (inicialmente llamado 2019nCoV), que provoca el COVID-19, ha sido continuo y su transmisión de persona a persona se ha acelerado. Los casos declarados de neumonía de Wuhan ya superan con creces a los de la epidemia de SRAS, pero la tasa de letalidad es más baja.
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