Las algas marinas llevan años poniendo en jaque a autoridades, bañistas y usuarios en general de las playas.
Su presencia causa estragos en el entorno marítimo de Ceuta y cómo llegaron a la ciudad continúa siendo un misterio, aunque la acción humana está seguramente detrás de ello, puede que involuntaria.
Esta alga invasora ha desplazado a otras originarias de nuestro litoral, que tienen que buscar espacio más allá de nuestras costas, eso sin contar con la afectación que realiza sobre los mismos peces, pues las algas originarias son lugares de reproducción, lo que repercute entonces no sólo en el medio ambiente, sino también en la economía local al reducir el sector pesquero.
Las especies de otros lugares marinos se cuelan en litorales que no son los propiamente suyos, causando estragos por las propias condiciones de nuestras aguas costeras.
¿Qué se puede hacer con ellas? Hay universidades, como la de Cádiz, que han fomentado la inventiva y han ideado una forma de hacer biocombustibles con las algas que arriban a las costas gaditanas, al menos así se les daría una utilidad ecológica y verde.
Para los bañistas es realmente un perjuicio a la hora de acudir a las playas y al mar, al menos para la gran mayoría, aunque hay otros que han manifestado no importarle.
Sin embargo, el problema de las algas lleva tanto tiempo que es necesario aunar esfuerzos para conseguir combatirla, dado que de forma unilateral resulta casi imposible.
El tema es que ayer mismo, el olor derivado de su secado generó una alarma de vertido en la playa de Almadraba, a la que tuvieron que acudir los servicios de Acemsa para verificar que estaba todo en orden. Los mecanismos realizados desde la Consejería de Medio Ambiente funcionaron a la perfección, y eso siempre es de agradecer.