Las últimas elecciones han dejado un horizonte que hace especialmente necesaria la “pedagogía”, ingrediente básico para lidiar con tiempos en los que “no todas las decisiones son comprensibles y no todos los intereses atendibles”. Son palabras de Adolfo Hernández, que en su extenso currículum incluye una cuota muy representativa de la autoría del Estatuto de Autonomía ceutí. A su juicio, la primera reunión entre el candidato más votado en los comicios del 26 de mayo, Juan Vivas (PP), y el del primer partido de la oposición, Manuel Hernández (PSOE), terminó con un mensaje acertado (“en buen camino”) para la ciudadanía, a la que lanzaron un mensaje de “tranquilidad” y “estabilidad”.
El Salón de actos del Instituto de Estudios Ceutíes (IEC) acogió ayer una cita sin precedentes en la ciudad, un coloquio entre expertos sobre resultado de las últimas elecciones municipales, que ha dejado un escenario en la Asamblea mucho más fragmentado (PP, 9 escaños; PSOE, 7; Vox, 6; MDyC, 2; y Caballas, 1) que dio pie a un análisis somero de las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de Ceuta y que a veces se fue por las ramas.
Campos cree que la Corporación tiene desafíos como “privatizar” la economía
El decano de Ciencias Sociales del IEC, José María Campos, asumió el papel de introductor y la misión de diagnosticar una ciudad con muchas potencialidades de todo tipo pero profundamente dependiente del sector público, donde la UE nunca ha puesto casi nada más que dinero, sin un plan estratégico, con un PGOU en obras desde hace ya más de once años, con una frontera colapsada, un sector turístico (y comercial) fuertemente amenazado por la coyuntura del Tarajal
Según recapituló, a la Corporación recién creada le queda sobre la mesa, entre otras cosas, “implantar la privatización de la economía local, terminar con urgencia el PGOU, elaborar un plan estratégico, impulsar las reformas que dependen del Gobierno central, normalizar el paso de los turistas marroquíes e involucrar a la UE con toda su influencia en Ceuta”.
Tras él, Adolfo Hernández, autor de distintos libros sobre comicios y partidos tanto a nivel nacional como local y ‘padre’ del Estatuto de Autonomía de 1995 repasó la evolución del escenario de alternancia bipartidista a la mayor fragmentación actual, no solo en los parlamentos locales, regionales y nacional sino también en el europeo.
Doctor en Ciencias Políticas por la Complutense, Hernández alertó de los riesgos que entraña la incipiente “confrontación entre la democracia representativa y los nacional-populismo pre autoritarios” y lamentó la falta de “cultura de valores democráticos” que a su juicio lastra a los españoles
Ciñéndose al ámbito electoral de Ceuta, el miembro del IEC recordó ante muchos homólogos y varios miembros de la Asociación de Sociólogos y Politólogos de Ceuta que la “singularidad” de las urnas locales se palpa desde hace treinta años, más o menos a partir de 1987, con el crecimiento de la comunidad musulmana con plenos derechos, “el trauma autonómico y los problemas de liderazgo de los partidos”.
Hernández alertó de que España peca de poca “cultura de valores democráticos”
A ese último componente atribuyó Hernández, a preguntas entre otros del sociólogo y diputado electo del PP Carlos Rontomé, el que el PSOE haya consolidado en las últimas elecciones parte de los votos que antes perdía de forma recurrente en los comicios locales con respecto a los nacionales, aunque también a la imposición de un voto “más ideológico que étnico” entre los electores de esa comunidad.
Algunos asistentes culparon a los partidos tradicionales del surgimiento de los nuevos por no saber canalizar la inquietud social y otros repudiaron la “partitocracia” que representan unas formaciones que se comportan “como empresas”.
Hernández también planteó cierta línea de continuidad entre los votantes que en 1999 se refugiaron en el GIL y los que ahora han apoyado a Vox con una guía de voto “más sentimental y arcaica, con un deseo de volver a una situación que la Historia y el progreso han dejado atrás”. “Vamos a estar necesitados”, alertó Hernández, “de criterios que identifiquen la bondad democrática de las acciones porque hay situaciones de interés general que no pueden abandonarse”.
Veinte años desde el “tsunami” del GIL
Adolfo Hernández repasó ayer, apoyado en ocasiones por interlocutores del público como Carlos Rontomé o Enrique Ávila, que le plantearon sus opiniones y alguna pregunta, la evolución del resultado de las elecciones municipales sobre todo desde 1999, cuando pasó el “tsunami” del GIL por Ceuta haciendo desaparecer de la Corporación a partidos como el PDSC o Ceuta Unida y rebajando a la precariedad absoluta al PSOE. Paradójicamente, de aquel terremoto arrancó una hegemonía del PP que encadenó con Juan Vivas a la cabeza mayorías absolutas hasta el pasado mes de mayo. El doctor en Ciencias Políticas y ‘padre’ del Estatuto interpretó que las caídas sistemáticas de los socialistas en cada comicios municipales se debían también a que “sus líderes no eran del agrado de los votantes” y el fracaso de los partidos “de corte musulmán”, según la denominación utilizada en el Salón de actos del IEC, casi lleno, se vinculó (a falta de un estudio a fondo verosímil sobre la abstención real en esa comunidad) con una preeminencia del voto “ideológico” por encima de los componentes “éticos”. Sea como fuere, para Hernández estos años de “estabilidad” han sido positivos y el nuevo escenario “requiere de acuerdos para formar mayoría cualificadas”. En ese escenario cree que Vox, como formación “antisistema de ultraderecha” no se va a comportar como “integrado”.