Opinión

Vota Andalucía

Levantándome como cada 1 de Mayo, con el despertar de la inquietud inconformista que me han dotado los libros, y a la vera de mi padre, nos dirigimos a la manifestación del día del trabajador.
Al llegar pude observar que el número de asistentes que secundaban el encuentro distaba mucho de alcanzar una proporcionalidad ajustada a la gravedad del panorama socioeconómico andaluz actual, en el que la tasa de paro y las condiciones laborales son altamente preocupantes.
Quizás el clima no propiciaba asistir a una revuelta sana como es el día del trabajador sino que invitaba más a acercarse a una playa divina o a una feria adornada con farolillos de lunares. Sin embargo, un cuerpo tostado o el vino bajo los clavos solares de una jornada ferial no serán el puente a cruzar para lograr un mercado laboral a la altura de lo que los andaluces y las andaluzas merecen. Y no, tampoco lo será una sola manifestación pero lo cierto es que una protesta puntual reivindicando la dignidad del empleo para nuestra tierra supondrá mayor simiente que el ocio, para tener un jardín hacen falta semillas. Aunque “en esta vida hay tiempo para todo”.
Durante el ecuador de la concentración me enteré que existían manifestaciones paralelas reclamando lo mismo: más trabajo y de calidad. Sinceramente, me entristeció tal información puesto que si ni siquiera somos capaces de unirnos para reivindicar una mejora cuantitativa y cualitativa del trabajo, entonces, ¿cuándo nos uniremos?.
Para más inri, mi aflicción aumentó al presenciar a lo lejos un mitin de la extrema derecha con el conocimiento casi certero de que la izquierda alternativa andaluza no concurrirá unida a la próxima cita electoral en Andalucía, lo que me supuso una gran “cachetá” de realidad, con revés incluido, personificado en una desunión por parte de grupos afines con ideas de izquierdas.
Vivimos en un momento donde la desigualdad golpea atrozmente nuestra tierra y la derecha más rancia se hace más fuerte que nunca y, aún así, parece ser que la izquierda alternativa no acudirá unida a las urnas.
En esta tesitura si diseño un partido político de izquierda alternativa andaluza y planteo un programa con diez puntos básicos: 1. Empleo de calidad; 2. Educación pública; 3. Sanidad Pública; 4. Viviendas sociales; 5. Comunicaciones adecuadas; 6. Empresa pública de energía; 7. Modernización y revitalización de sector agropecuario; 8. Banca pública; 9. Impuestos progresivos; 10. Más carnaval. Mi pregunta es: ¿Habría mucha diferencia entre este programa político y el del resto de organizaciones o de lo contrario, aunque existieran diferencias, tendríamos un denominador común bastante cercano?.
En este caso, los discursos se construyen con el acto. De poco sirve ir de alternativos si no andamos en la unión puesto que lo contrario nos llevaría a actuar de modo similar a la doctrina capitalista; es decir, priorizando como principios el interés individual y el ego frente a una meta colectiva y solidaria. Por tanto, la responsabilidad y el compromiso que nos exigen a la hora de ir a votar que, previamente, la demuestren ellos y ellas a la hora de confluir.
Ahora bien, tampoco apuesto por una unión de partidos políticos alternativos de izquierda sin una clara vocación, identidad, conciencia y defensa de los intereses del pueblo andaluz. No quiero un partido dirigido desde Madrid puesto que al igual que los catalanes, gallegos, vascos, canarios e, incluso, Teruel, pretendo un partido que sea capitaneado desde cualquier rincón de Andalucía.
Esta unión que relato debe ser entendida por los grupos que la conformen. Andalucía no es satélite de ningún partido político y, así, las competencias relativas a su gestión y control deben corresponder a órganos netamente andaluces y estar supeditada a los intereses del pueblo andaluz.
Si no hay acuerdo en que Andalucía merece una representación política que mire por su tierra y sea su voz desde Bruselas hasta cualquier asociación de vecinos de los barrios andaluces quizás aún no es el momento de andar juntos y el proceso de un andalucismo libre y autónomo requiera de un mayor horizonte temporal.
En esta tónica, estamos aburridos de la dependencia energética, tecnológica, cultural, institucional y, sobre todo, política donde nos tienen abandonados a nuestra suerte; maniatados con fondos europeos y sin ningún tipo de toma de decisión respecto a acuerdos nacionales relevantes como la aprobación de los presupuestos generales del estado a pesar de ser la comunidad autónoma con más habitantes.
Ahora es el momento de un proyecto político andalucista que sirva para que escuchen nuestros problemas, que ponga en valor nuestra historia, cultura y acento y exija la dotación de mayores competencias y recursos.
Creo en el pluralismo político, me parece hermoso, pero en nuestro caso reivindico que los diferentes ríos desemboquen en una gran grupo político con tintes andalucistas. Y bajo ese paradigma político que existan unas primarias; cada uno o una presente su discurso programático; y con la mayor honestidad voten a sus representantes. Sólo así con un partido “nuestro” lograremos cotas socioeconómicas más altas.
Andaluces y andaluzas levantaos, ni un paso atrás, nos toca frenar a esa extrema derecha que va conquistando instituciones a la par que aniquila, eso sí, derechos universales.
Andaluces y andaluzas levantaos, ni un paso atrás feministas, agricultoras, ecologistas, animalistas, LGTBIQ, y demás organizaciones sociales, que sois fruto de algún tipo de discriminación, manteneos firme en vuestra noble denuncia.
Andaluces y andaluzas levantaos, ni un paso atrás en demandar un bloque político que piense en verde y blanco a la hora de formular políticas que incidan notoriamente en el bienestar de nuestra tierra.
Mi ideología es Andalucía y, anteriormente, me equivoqué al escribir mi programa electoral puesto que sólo subrayan ochos puntos que reflejan las provincias que gobiernan mi tierra. De igual modo, pueden ser complementario para contribuir en alcanzar la generación de oportunidades socioeconómicas para todos y todas.
Andaluces y andaluzas levantaos, voten Andalucía y si hoy no nos concentramos todas bajo una misma coalición ya lo conseguiremos pero, siempre: dignidad. Además, sin prisa y con buena letra, que el tiempo es infinito, y su símbolo, hace más de tres mil años de historia, se puso en pie para recordarnos la eternidad de nuestras ocho maravillas. Andaluces y andaluzas, luchemos y, luego, galoparemos. X la revolución de los desiguales

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