Opinión

Historias y silencios de un vertido

Los desastres medioambientales llevan siempre a lo mismo: a pedir una reflexión y a replantearse los mecanismos existentes para evitar que sucedan. Después, una vez desaparece la fiebre informativa del momento, volvemos a la casilla de salida, con los mismos mimbres e intereses, obviando hablar de asuntos tan necesarios en una ciudad como Ceuta con unas condiciones marinas que han sido incapaces de explotar.
El vertido al mar ocasionado por un buque que atracó en el Muelle Alfau está considerado como el mayor de la historia y como tal ha sido abordado. La rapidez en la reacción ha sido clara e incuestionable, pero no así el debate que este tipo de sucesos genera en cuanto a los controles que se aplican y las medidas de las que se dispone para evitar consecuencias catastróficas.
Fíjense que, ocurrido el vertido en la noche del martes, el silencio de las administraciones resulta aplastante hasta el punto de que la Delegación del Gobierno ni siquiera se ha pronunciado y la Ciudad Autónoma remitió casi 24 horas después, unas líneas.
Delegación ha señalado para hoy una comparecencia.

"Y eso es lo grave, dejar flecos que puedan generar la posibilidad de esa ruina, la posibilidad de un desastre, la posibilidad de perder lo que luego, a pesar de las sanciones millonarias, no se va a recuperar"

Ambas administraciones con peso y responsabilidad en la ciudad optaron por sus tiempos, pero quizá no son los que se exigen ahora. Peor ejemplo el de los partidos políticos. Ni una formación se ha preocupado de lo ocurrido, se ha preguntado qué ha pasado, ha exigido medidas, ha mostrado el mínimo interés sobre las consecuencias de todo esto.
No lo hacen porque no les interesa. El PP es un partido muerto, sin actividad, carente de acciones políticas que superen a la figura del alcalde. El PSOE está enfrascado en sus luchas internas, reviviendo la historia feroz de enfrentamientos que lleva definiéndolos durante toda su vida. Los localistas quizá pensaron que no se debía opinar de esto y Vox, tan defensor de Ceuta, ni siquiera ha hecho alusión a lo acontecido.
Como bien dice mi apreciado José Manuel Pérez Rivera, lo que cuesta millones de años conseguir se puede arruinar en horas. Y eso es lo grave, dejar flecos que puedan generar la posibilidad de esa ruina, la posibilidad de un desastre, la posibilidad de perder lo que luego, a pesar de las sanciones millonarias, no se va a recuperar.
Una Ceuta con el mar por bandera no solo debería estar más protegida sino también considerada por quienes están llamados a protegerla y cuidarla.

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