Esta es la hazaña de una persona que desinteresadamente y sin ayuda de nadie ha restaurado el altar de la Virgen que se encuentra en la zona de Aranguren. Un punto de Ceuta que fue víctima de un incendio el pasado mes de julio dejando el altar intacto salvo algunas piedras ennegrecidas por el hollín.
La iniciativa surgió una noche días después del incendio, cuando este voluntario subió al lugar a rezar: “Aquello estaba en muy malas condiciones, subí al día siguiente para empezar a arreglarlo”, narró el protagonista de la historia a El Faro. Cuenta que “no podía verlo así” y que había más personas que como él subían a rezar a la Virgen. “Yo lo único que he hecho es salvar a la Virgen y al romero”, expresó.
Según este testimonio, el trabajo “todavía no ha terminado”, faltan los cantos dorados y las barandillas. En este sentido ha invitado a todo aquel que quiera participar dejando algún bote de pintura en la zona del altar o echándole una mano pintando las zonas que faltan. “Me haría mucha ilusión compartir esta acción con alguien”, indicó. Siempre deja sus herramientas detrás del altar y asegura que “a pesar de ser un sitio que frecuentan los jóvenes” nunca le ha faltado nada.
Su hijo y los colores
Peldaños rojos, barandillas azules, cantos dorados y esquinas celeste. Esos son los colores que su hijo de nueve años escogió para decorar el lugar. “Yo había pensado que fueran colores vivos que aguantaran el clima del invierno, pero los tonos fueron idea de mi hijo”, expresó emocionándose al recordar el momento.
Sus labores se iniciaron en la parte frontal, donde está la imagen de la Virgen María. Limpió los azulejos y las piedras y después las pintó de azul. También colocó flores en dos macetas a cada lado y en la zona inferior.
Lo siguiente fue la escalera, según contó, “lo más costoso” ya que son muchos peldaños. Tras barrer los restos de hollín, empezó a colocar cinta para delimitar los escalones de la barandilla antes de ponerse a pintar.
Durante el proceso, asegura que han sido varias personas las que se han interesado por la evolución de su particular obra. Y es que a través de su perfil personal en Facebook comparte los avances. “Sé que hay mucha gente que le gustaría venir a ayudarme pero que tiene problemas de movilidad”, argumentó. Aunque indica “haber sentido su apoyo” a través de los consejos que le han ido dando sobre la remodelación. “Yo no soy ningún experto, me han ido guiando en cómo hacer cada cosa”, añadió. Además, reconoció haber encontrado alguna estampilla, algo que le “da fuerzas” para terminar su labor.
Un trabajo hecho con paciencia durante sus ratos libres
“Poco a poco” es la respuesta de este testimonio ante la incógnita de cómo lo ha hecho sin ayuda. Subía por las mañanas y alguna tarde que tenía libre, dejando los sábados la zona libre para todos los que subían a rezar al altar. Aunque asegura no haber terminado, se muestra satisfecho del resultado que además de él, van a poder disfrutar todos los que visitan la zona. “Católicos, excursionistas y turistas podrán disfrutar de aquello que está quedando precioso”, expresó ilusionado el autor.
Felicitaciones de todo corazón.
Para el que sea creyente, y sepa algo de la historia de este lugar, habrá sido una gran alegría, el saber que el fuego del pasado mes de Julio, respetó justo el límite de este lugar, donde aún siguen reuniéndose personas para hacer oración.
Para quien no lo sea, quiza carezca de menor o ninguna importancia, pero como bien dice Salva, no deja de poner en alza, valores que aún perduran en muchas personas, capaces de actuar y prestar su tiempo o su dinero a cambio de nada, si acaso una recompensa interior que reconforta y no tiene precio humanamente estimable.
Mucha gracias por que aún queden personas como esta........
Impresionante!!!! Cierto es que cada vez quedan menos personas así, deberíamos aprender un poco de esta persona. Gracias.
No soy creyente,
Pero admiro a quien se entrega a una causa en la que cree de manera desinteresada y altruista.
Valores estos, que cada dia abundan menos y no estan de moda.
Le filicito.
Gracias!!!