Dicen que las tradiciones, dentro de su natural inmovilidad, parte esencial de su razón de ser, apenas han cambiado. Los testimonios de Yassin, Hamsa, Fatiha, Abselam, Buchra, Hafida y Hayar, han recordado para El Faro de Ceuta sus primeros meses de ayuno de Ramadán.
Siempre se dice que los tiempos en los que se fue niño son de los que mejores recuerdos se guardan. Y debe ser cierto, porque quedan grabados como si hubieran sucedido ayer mismo.
De esta manera, Fatiha recuerda de forma muy especial la observancia del ocaso durante los atardeceres de sus primeros meses de ayuno y el momento del iftar con la familia entre otros aspectos. Por su parte, Yassin y Hamsa destacan también esos momentos de la ruptura del ayuno en familia, aunque los más numerosos se producían los fines de semana. Abselam señala que durante todo el mes de Ramadán se producen días especiales, desde ir a comprar al supermercado, la observancia de la luna y, por supuesto, el momento familiar. Buchra, Hadifa y Hayar destacan la importancia de la familia y la reflexión y que hacer Ramadán forma parte de la misma vida de un musulmán y no es un sacrificio en si.
Fatiha Lahasen, empresaria
"Cuando hacemos ayuno es inevitable tener en mente a aquellos que no tienen"
Fatiha Lahasen recuerda con una ilusión encendida los primeros años en los que hizo Ramadán: «Recuerdo tenía unos 6 ó 7 años, del Ramadán recuerdo la ilusión con la que esperábamos el ocaso», señala.
De auténtica lección de astronomía define la observación del cielo, que era una ejercicio habitual en su casa: «Vivíamos en una casa de planta baja con un patio interior que estaba al descubierto y, desde allí, se veía la puesta de sol con la montaña al fondo», recuerda Lahasen.
«Durante esos primeros días observaba la caída del sol todo el tiempo hasta que llegara la ruptura del ayuno que, en el caso de los niños, se hacía con un vaso de leche y dátiles según la tradición que había en mi casa.», detalla.
Fuera donde fuera, la intención era ver la puesta de sol: «Íbamos identificando el mes, adquiriendo conocimiento de los planetas, observando cómo va creciendo la luna, cómo va modificando su forma; el primer día es pequeña y cómo va ganando luz sobre los 15 días, cuando se convierte en luna llena. Es como una introducción al Universo, una lección de astronomía» asevera Fatiha con emoción mientras explica lo que supuso para ellas estos meses de Ramadán cuando era una niña.
Además de esa ilusión, Ramadán significa e implica «unir lazos con la familia, con la sociedad y la comunidad». El intercambio de comida refuerza y profundiza mucho los lazos con la familia y promueve, también, la caridad.
«Si tienes y estás todo el día en ayuno, es inevitable tener en mente a aquel que no tiene» asevera, reflexionando que la parte caritativa se fomenta también este mes, lo que es la solidaridad.
«Siempre hay ese intercambio, vamos a reunir para tal familia, que lo necesita, o para tal asociación que está realizando una recogida. No tiene que ser necesariamente comida, puede ser, por ejemplo ropa para los niños, para que tengan su ropa nueva, que vayan de estreno en el Aid el Fitr según marca la tradición.
También tiene un papel protagonista la comida en sí, que es en torno a lo que se reúne la familia: la ruptura del ayuno: «Es importante la comida, que es la que une a la familia, cada uno aporta algo, intenta cocinar algo. Se empieza a cocinar pronto, para que te dé tiempo también a la reflexión espiritual, porque después de romper el ayuno hay que ir a rezar, escuchar las conferencias.
Tu momento especial es romper el ayuno, con comida más ligera, acudir a la mezquita, llegar al último rezo y compartir con la comunidad.», reflexiona Lahasen.
En cuanto a que los horarios puedan modificar hábitos, Fatiha asegura que «en realidad no me afecta, porque ya me impuse la jornada continua, de modo que
no supone un cambio en hábitos. Sí, me despierto antes pero ya me quedo despierta y aprovecho para hacer cosas. Seguimos trabajando de 09.00 a 16.00 horas y tenemos todas las tardes para descansar. El Ramadán no afecta salvo la última comida, pero el amanecer será sobre las 6.30/7.00 horas, ya me quedo despierta, leo, camino, aprovecho este horario matutino a la hora de iniciar el día».
En cuanto a las diferencias que aprecia entre sus primeros meses de ayuno y los actuales, Fatiha aprecia muchas diferencias y muy favorables: «Para mí ha mejorado en comparación a cuando era más joven: hay más mezquitas, más conferencias, más reuniones espirituales y sociales. Cuando era pequeña no había nada y esta mejora va en beneficio de la comunidad», manfesta.
Para finalizar, Lahasen hace mención a que, desde el año 2023, el Iftar es patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad, lo que demuestra el enorme valor que tiene, pues marca el fin de las dificultades que conlleva el ayuno diario desde el amanecer hasta la puesta del sol.
La práctica suele transmitirse en el seno de las familias, y a menudo se confía a niños y jóvenes la preparación de los platos tradicionales. Aquellos que no practican necesariamente el ayuno durante el mes de ramadán también pueden participar en las ceremonias y rituales relacionados con el iftar.
Yassin Mohamed Abselam Said y Hamsa Dris Ahmed, hostelería
"La ruptura del ayuno en familia es uno de los momentos que más se disfrutan durante Ramadán"
Yassin y Hamsa recuerdan muy bien su primer Ramadán. «Al principio, cuando teníamos 6 o 7 años, recuerdo que empecé a practicar el ayuno días sueltos, luego cada dos días, y en días alternos. Aún era joven para hacer el ayuno de forma completa». Así relata Hamsa, trabajador de la hostelería, sus primeros ayunos.
«Recuerdo que nos hacía sentir mayores, como que habíamos dado un paso más, que habíamos crecido», expresa Hamsa,
En sí, el Ramadán, para ambos, para Yassin y Hamsa, es un mes que está cargado de buenos propósitos. «Hay que ser bueno siempre, pero este mes más». «Lo más importante para mí del Ramadán es estar bien con uno mismo y con el resto de las personas, el rezo», resume Hamsa.
Yassín manifiesta que «cuando comienza Ramadán, se siente contento desde bien temprano».
El momento más importante para ambos es la ruptura del ayuno, algo que ocurre normalmente en familia. «Primero, tomamos algo ligero para romper el ayuno (dátiles, frutos secos, té), para romper el ayuno; luego viene la comida con la familia, en la que se suelen reunir muchas personas, pero no todos los días». Yassin destaca que con la familia se suelen reunir el primer día, los últimos y los fines de semana: «Nos podemos reunir fácilmente más de 20 personas entre los mayores, los abuelos, los niños». Es un momento de felicidad para todos.
«Ramadán es un tiempo de cumplir con los rezos, trabajar y reunirse con la familia», concreta Yassin.
Ambos trabajan en la hostelería, en la hamburguesería Imperio, que ofrece desayunos y cenas. Son horarios complicados y el cansancio hace aparición los primeros días por el cambio de hábitos horarios. «Se hace duro, pero a la vez satisfactorio», señala Yassin, quien añade que, al no tener tampoco hábitos como fumar, en general se le hace bastante fácil.
«Con los horarios, y el cambio de hora, se romperá el ayuno sobre las 18:30 horas; nos da tiempo de comer en casa y venir a trabajar. En realidad, por la mañana no acusamos cambios», expresa Hamsa.
Entre hoy y mañana dará comienzo el Ramadán, mes sagrado musulmán marcado por el ayuno, que llevarán felizmente ambos con el sacrificio que se requiere, pero felices de hacerlo.
Buchra Mohamed Mohamed, Hafida Mohamed Mohamed y Hayar Amar Azouagh, trabajadoras de UGT
"Ramadán forma parte de nuestra vida, es nuestra religión y, lejos de ser un sacrificio, es una satisfacción"
Buchra, Hafida y Hayar se muestran casi impacientes a escasas horas de iniciar el sagrado mes de Ramadán.
Las tres, trabajadoras del sindicato UGT en Ceuta, recuerdan sus primeros meses de Ramadán como algo auténticamente especial. «En nuestros primeros ayunos -afirman Buchra y Hafida- nos sentíamos especiales, con todos los mayores pendientes de nosotros». Las familias se sentían orgullosas de que los pequeños se iniciaran en la práctica del ayuno.
«En los primeros días, los mayores nos enseñaban el cielo y nos indicaban las señales del ocaso y el alba para conocer cuándo debíamos iniciar el ayuno y hasta cuándo debíamos mantenerlo», señala Buchra, que hoy se lo muestra a sus sobrinos.
Realmente en Ramadan lo más importante son los actos de adoración, los rezos... no solo cumplir con el ayuno, asegura
«Realmente, el ayuno es casi algo psicológico. No pasamos hambre, no pasamos sed, también lógicamente depende del trabajo de cada uno».
«Es fe, nuestra religión, no es algo cultural es nuestra vida» concluyen, destacando de estos momentos la unión familiar y social. «Es un mes intenso y satisfactorio», resumen las tres.
Abselam Said, profesor de Primaria
"El Ramadán hoy es más abierto, más social; se comparte más"
Abselam rememora su primer Ramadán de pequeño: «Tendría ocho años y hacíamos cosas de niños, como enseñar la lengua como prueba de que estábamos cumpliendo con el ayuno. Si la tenías blanca y seca, es que estabas cumpliendo con el ayuno. Cosas de niños», afirma entre sonrisas. Recuerda que era verano y los días eran largos, «aunque en realidad no se hacían duros», reflexiona.
La calle era toda algarabía, « los niños jugábamos fuera de las casas, y cuando el almuédano cantaba desde la mezquita, todo se convertía, súbitamente, en silencio. Cuando llegaba el ocaso el sol, se escuchaba la llamada del almuédano pasábamos del grito de las calles, del fútbol y, en un momento, las calles se vaciaban».
El cielo, la observación de la luna, es un tema que siempre le ha interesado: saber los motivos por los que este mes sagrado comenzaba siguiendo el aspecto lunar, por qué caía en verano, o por qué en invierno.
«La curiosidad me hizo investigar y, dentro mi espíritu pedagógico, exponer de forma didáctica y científica el inicio y la finalización del mes sagrado», específica,.
Y es que Abselam es consciente de que el tema de la luna es algo complicado y necesita explicarse de forma muy visual. «Las nuevas tecnologías han ayudado mucho en este sentido, pues conectan con la realidad, es menos formal que rellenar una pizarra, que obliga al niño a que se abstraiga según sus capacidades», explica. «Ahora se le pone la imagen y se ve la rotación, lo que facilita el aprendizaje y la comprensión».
Y es que, como refiere, los niños observan la realidad y la adquieren con las manos, con la vista y el oído. «Si tiene que aprenderlo con un dibujo o solo una explicación, tiene que imaginarlo, y en este caso, es limitante. Con las nuevas tecnologías se facilita el aprendizaje y más de algo de carácter astrofísico», asevera, «y así motivamos al alumnado, hay más fluidez, fundamento y coherencia a la explicación».
En cuanto a los días más señalados, destaca la Noche del Destino, en la que fue revelado el Corán y que vale más que 1.000 meses, y hacer buenas acciones. «Todo el mes tiene sus momentos. Cuando se rompe el ayuno, las compras, la parte del supermercado, el marketing -que también lo hay-, la parte en la que prestamos atención a salud (con cuidado para los que disfrutan de menos, que se tienen que cuidar)», incide,
En este sentido, Abselam afirma que el ayuno es «tener una ventana abierta de 16 horas en la que el estómago no tiene que trabajar y así puede curarse de toxinas y excesos. Además, opino que, en muchos sentidos, es la industria alimentaria la que nos ha impuesto las cinco comidas al día; antiguamente eran dos y lo que realmente necesitamos es menos, sobre todo de azúcares». En Ramadán también se pueden producir excesos, pero deberíamos cuidar de no hacerlos.
Para Abselam el Ramadán hoy «es más fresco, más vivo , sobre todo para los niños (se hacen muchas aactividades), y los adolescentes también. Ahora, con las nuevas tecnologías, las redes sociales, es un mes mucho más activo, se comparte más. Antes, este mes era un poco más indiividual, se limitaba al circulo familiar más cercano y reducido - padres y hermanos-, ahora es más social, se comparte más, se interactúa también más, es más abierto a los demás», concluye.