Sentirse orgullosos de su tierra, de su historia y de su legado, pero también de cómo su sociedad se está enfrentando a los retos del siglo XXI, que en Ceuta, frontera sur de la Unión Europea, pasan irremediablemente por el drama de la inmigración.
Esto es lo que ayer pidió a los ceutíes el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, durante el discurso con el que se cerró el acto institucional del Día de Ceuta. Y es que al fenómeno migratorio, que ha eclosionado ahora en toda su magnitud en los países centroeuropeo, el presidente dedicó anoche su primera reflexión: Ceuta es, ante todo una sociedad de acogida “y orgullosos por tanto de hacer de la acogida, la convivencia y el respeto una forma de vida; esta es la realidad aunque algunos no quieran reconocerlo y cuenten otra cosa; esta es la realidad”, añadió. “Aquí, por fuerte que sea la presión migratoria, jamás ha habido una reacción de rechazo, xenofobia o racismo; aquí, los ceutíes, con su comportamiento natural, anónimo y cotidiano, demuestran al mundo que, al amparo de la libertad, la igualdad, el imperio de la ley, la supremacía del interés general y la democracia, podemos vivir compartiendo, podemos convivir, personas de distintos credos y razas; aquí se respeta al otro, aquí a nadie se desprecia por ser o haber nacido diferente. Eso sí, condenamos sin paliativos ni contemplaciones a quienes, bajo cualquier pretexto, siembren la semilla del odio, la violencia o el fanatismo”.
Vivas ha insistido también al cierre de su intervención que los ceutíes llevan en su ADN “la solidaridad y el espíritu humanitario”, expresando su “profundo dolor” por las personas que huyendo de la persecución, el hambre, la miseria o la guerra “sufren todo tipo de penalidades y arriesgan su vida hasta perderla, como desgraciadamente ha ocurrido hace solo dos días en nuestras costas y como está ocurriendo en otros muchos lugares de Europa”, dijo, “un dolor que no es incompatible con nuestro reconocimiento a la labor que desempeñan quienes tienen el ineludible deber de velar por la seguridad de nuestras fronteras y la integridad de nuestro territorio ni con nuestra legítima aspiración, cada día más extendida, de una política común europea en materia de inmigración”.
Sin dividir ni enfrentar
Y es que la inmigración ha estado muy presente en el discurso con el que la Ciudad Autónoma ha festejado una fecha que sigue en entredicho. Vivas también ha instado a los ceutíes a no despreciar su pasado portugués, que no ve incompartible con el orgullo “de servir a España como el que más, para lo que sea menester, cualquiera que sea el precio”.
“Se cumplen 600 años de aquel otro 2 de septiembre en el que, tras la partida de don Juan I, don Enrique y el resto de los infantes, asume don Pedro de Meneses el gobierno y mando de la ciudad investido de una amplia autonomía. Una efeméride y un legado, el portugués, que no podemos ni queremos olvidar; a él le debemos mucho de lo que somos: la entrada en la Edad Moderna, el espíritu renacentista, la planta urbana, los fueros, el foso y las Murallas Reales, algunas de nuestras más queridas tradiciones, la bandera, el escudo y la Patrona; a él le debemos la vocación por descubrir nuevos caminos, nuevos horizontes, nuevos amaneceres; una vocación que ha sido decisiva para Portugal, para España, para Europa y para el mundo”.
El presidente ha recordado que la Ceuta actual no es sino el producto de un pasado “que tenemos el derecho y la obligación de recordarlo y divulgarlo, sin complejos, sin prejuicios, sin herir sentimientos; como también tenemos el derecho y la obligación de preservar nuestras esencias y las bases de nuestra convivencia”. Entiende que sería “un gravísimo error, una temeridad de fatales consecuencias” utilizar el pasado para activar resentimientos y para “enfrentar y dividir a los ceutíes”.
Por este motivo ha insistido en que los ceutíes deben sentirse orgullsoso de que la principal seña de identidad de Ceuta sea su hispanidad, entendida como “España como razón de ser, España como tronco común, España como fortaleza y España como clave de supervivencia”. En este contexto, el presidente también ha reflexionado ante el auditorio sobre el “desafío” de quienes “pretenden romper la unidad de la patria común”, en alusión a la situación de Cataluña . Vivas reiteró su confianza en una España “unida, fuerte, cohesionada y solidaria” y que sea capaz de garantizar “la igualdad de todos los españoles con independencia de cuál sea su lugar de residencia y una España protagonista en Europa y respetada en el mundo”. “Mi más ferviente deseo” añadió “es que no pongamos en peligro los cimientos de lo que tanto esfuerzo y tanto sacrificio ha costado construir: con sus luces y sombras, con sus altibajos, el más prolongado periodo de estabilidad, libertad, progreso y bienestar que nuestra Nación ha conocido”.
Y sobre el Estatuto, su convicción de que ha reportado “más rango institucional y político, más agilidad y nivel de interlocución con los poderes del Estado, más inversión y más confianza”. El resultado, “la modernización de la trama urbana; la mejora en la calidad de los servicios y equipamientos básicos; la puesta en valor del patrimonio histórico; la ampliación de la red de protección social; el fortalecimiento de la hacienda; y el desarrollo de los incentivos económicos y fiscales”. Vivas apeló de nuevo al consenso y al diálogo para afrontar los problemas, retos y aspiraciones de Ceuta “con el concurso de todos” y a mantener “una actitud cómplice y constructiva que no esté contaminada ni por el fatalismo ni por el triunfalismo”.
Una actitud constructiva y cómplice “para asegurar la calidad de los servicios públicos en cualquier ámbito competencial, y en condiciones de igualdad con el resto de España”, así como para defender la financiación y peculiaridades fiscales de Ceuta, divulgarlas de manera eficaz; mantener el músculo de la Administración y el esfuerzo en protección social; ampliar los horizontes de oportunidades, empleo y formación de los jóvenes; mejorar las comunicaciones de Ceuta con su entorno y la competitividad de nuestras empresas; para fomentar el emprendimiento, apoyar y orientar a las pymes, combatir el fraude y tratar adecuadamente, “y con el respaldo de Europa nuestro singular hecho fronterizo”, añadió.
“Don Manuel y Don Francisco se lo merecen”
“Don Manuel y don Francisco se lo merecen”. Con esta frase , el presidente ceutí puso de relieve que la trayectoria “brillante” de los hermanos Olivencia, distinguidos ayer con la Medalla de Oro, les avala para ser homenajeados en la ciudad en la que ambos se criaron y educaron.
De Manuel destacó su compromiso “ con la ley, el orden constitucional y la convivencia”, además de su defensa del Estado de Derecho “que no concibe sin derechos ni obligaciones”. “Hace bien poco, cuando recibió en Madrid el Premio Pelayo de manos del presidente del Consejo General del Poder Judicial, don Manuel manifestó públicamente que en Ceuta aprendió a ser español antes que jurista”, refirió.
Y de Francisco Olivencia, Paco, “algunos de los que aquí estamos podríamos escribir un libro, un relato plagado de buenas acciones, de sentido del deber, de nobleza, de responsabilidad, de mirar a lo lejos y pensar a lo grande, de pasión por Ceuta. Por el bien de su ciudad”, dijo emocionado. “Don Francisco Olivencia, nuestro Pacoha discutido y peleado con quien hiciera falta, sin importarle colores políticos ni aspiraciones personales; su mano sabia y prudente ha sido decisiva para, entre otras muchas cosas, el desarrollo de la Mutua de Ceuta, de la Cámara de Comercio, de nuestro Régimen Económico y Fiscal especial, y de la hacienda local”.
Medallas concedidas “a título individual”, recordó en su alocución, no de manera conjunta “como si de los Machado, los Álvarez Quintero o los Gasol se tratara. No cabe duda de que los hermanos Olivencia se desenvuelven por la vida en régimen de comandita, una comandita basada en la integridad, la honestidad y la decencia, mucha decencia, y en el amor a España y a Ceuta”. Unos principios y valores que los Olivencia “aprendieron de sus abuelos y padres” y que “han sabido transmitir” a hijos, sobrinos y nietos.“El
CERMI es mucho más que una entidad, es, ante todo vida y compromiso”
Así se refirió al a esta entidad que aglutina a las asociaciones de discapacitados, a la que este año se ha concedido la Medalla de la Autonomía. Un compromiso de “no abandonar nunca a las personas con discapacidad, de esta empeñado en mejorar sus condiciones de vida; de favorecer su integración en todos los ámbitos y de manera muy especial en los del empleo, la formación, la educación o la salud”, explicó el presidente en alusión a la entidad homenajeada, a la que agradeció su tenacidad y audacia “para no tirar nunca la toalla” y para “multiplicar los recursos a base de imaginación, voluntad y corazón” y el poner de manifiesto “que uno tiene lo que sea capaz de dar y que a la hora de atender a los más vulnerables lo que no tiene precio es el calor humano”