El fiscal solicita una pena de dos años de prisión y la defensa pide la absolución El juicio por el robo de dos equipos informáticos –dos CPU y dos monitores, valorados en 1.010 euros– en el Colegio Público ‘Ortega y Gasset’ quedó ayer visto para sentencia.
El fiscal solicita una pena de dos años de prisión para un hombre al que se le acusa de llevar a cabo el robo en este centro escolar tras encontrarse en el lugar de los hechos una huella que corresponde a su identidad. Por su parte, la defensa del acusado –este no compareció ayer– pidió su absolución al considerar que no existen pruebas que puedan tumbar su presunción de inocencia.
Los hechos tuvieron lugar a finales de agosto de 2012. Según la declaración del director del centro, se encontraron con una persiana metálica forzada, la ventana desplazada y las puertas de tres aulas que comunican con esta persiana abiertas, y que faltaban dos equipos informáticos. En el juicio también compareció un agente de la Policía Nacional, quien explicó el procedimiento del análisis de la huella encontrada y aseguró que en este trabajo no existe margen de error.
El conserje del colegio también compareció como testigo, y añadió el dato de que la ventana por la que se accedió al edificio no estaba en un sitio transitado ni era habitual que pasara gente por esa zona.
En las conclusiones, el fiscal interesaba la condena del acusado por varias razones. Una de ellas era que al encontrase la ventana por la que supuestamente accedieron al interior del colegio para perpetrar el robo a unos tres metros de altura y no ser un sitio transitable, cualquier persona no hubiera podido estampar su huella en la ventana. De esta manera, entendía que la huella pertenecía a una persona que había trepado para llegar hasta la ventana y, en consecuencia, que era del acusado ya que el agente de la Policía Nacional dijo que no existe margen de error en el análisis practicado a la prueba.
Por su parte, la defensa del acusado solicitó una sentencia absolutoria. En primer lugar dijo que los testigos habían caído en contradicciones en cuanto al día en que habían desaparecido los ordenadores.
También apuntó que no había quedado acreditada la existencia de los equipos que supuestamente habían sido sustraídos ya que no se aportó documento alguno en esta línea. Esta parte puso en duda que los mismos existieran.
En cuanto a la prueba de la huella, la defensa dijo que no quedó acreditado dónde se había encontrado la misma, y añadió que si se hubiese encontrado en la ventana por fuera, no demuestra que la persona a la que corresponde accediera al interior.
Además, afirmó que las pruebas se tomaron un tiempo después de suceder los hechos y que en este periodo numerosas personas pasaron por este lugar, como técnicos o un cerrajero. Por ello, considera que la prueba no tiene validez para inculpar a su representado. El valor de los ordenadores también suscitó un debate, ya que se han tasado a precio de reposición, es decir, a precio de mercado actual, y la defensa mantenía que los sustraídos tendrían menos valor porque eran antiguos.
Así las cosas, el juicio quedó visto para sentencia y habrá que esperar a la publicación de la misma.