La titular del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones tiene competencias de Seguridad Social y clases pasivas, así como la elaboración y el desarrollo de la política del Gobierno en materia de extranjería, inmigración y emigración y de políticas de inclusión.
Con ese ámbito de responsabilidad debería ser normal que Elma Saiz visite un territorio con las singularidades de Ceuta que directamente atañen a su departamento. No lo hacen todos los miembros del Consejo de Ministros, como prueba la ministra de Educación y muchos de sus antecesores.
La política navarra se desplaza este jueves por primera vez a la ciudad autónoma para pasar por un colegio y atender a los medios antes de conocer el CETI y encontrarse con el presidente de la Ciudad, por lo que presumiblemente poco podrá trasladar a la ciudadanía de la impresión que le deje su paso por Ceuta.
En su agenda no figuran los centros de realojo temporal de menores migrantes no acompañados, cuyo número de entradas se ha multiplicado durante el primer trimestre del año casi por seis con respecto al mismo periodo del año pasado.
El presidente de la Ciudad le tendrá que trasladar la “impotencia” con la que la administración local asiste a la sobreocupación de sus recursos, para la que no parece haber las soluciones rápidas y eficaces a la altura de la dimensión del fenómeno que se reclaman.
La ministra debería tener el tiempo, la voluntad y las facilidades para hacerse una idea fiel de la situación en Ceuta para después poder plantear medidas o exponer los impedimentos que complican o ralentizan su adopción.