Dice el Colegio de Médicos que la ministra de Sanidad, Mónica García, está dispuesta a visitar Ceuta. Debe hacerlo sin dejar pasar más tiempo. Tiene que cruzar el Estrecho y comprobar qué está pasando y qué grado alcanza la discriminación que los ceutíes sufren en relación a cualquier otro residente en la Península.
García no puede fiarse de informes ni de comentarios. Tiene que visitar la ciudad y reunirse con quienes saben qué pasa, no con los que, teniendo mando en plaza, poco hacen para dar la vuelta a un derecho asistencial que sigue mermado y que deja en el camino a pacientes descontentos y a profesionales sin recursos suficientes como para garantizar esa sanidad digna tan demandada.
Ceuta no está al nivel del resto de España por mucha campaña de imagen que se haga, por el maquillaje institucional que se dé a lo que tenemos.
La Plataforma ciudadana constituida en su día se hizo fuerte porque recogía el sentir de muchas personas que saben, sienten y padecen lo que hay.
A aquella entidad se le anestesió porque empezaba a ser problemática, y se hizo en base a promesas que no se han cumplido.
No se puede dejar pasar más tiempo sin continuar con los pasos que se marcaron como una particular hoja de ruta para ese movimiento ciudadano cansado de esperar y soportar.
Si García quiere venir a Ceuta debe hacerlo ya porque este territorio bajo su competencia está en crisis, camino de la UCI, cargado de problemas que se traducen en un maquiavélico juego con la salud. García tiene que hablar con quienes saben qué está pasando, con los que sufren en primera persona una situación que repercute en el ciudadano. Venir de paseo cual ministra Robles, comparecer ante los medios y prometer lo que nunca se hará forma parte de un juego aprendido legislatura tras legislatura.
El objetivo de la ministra debe ser recogido en una fecha concreta en la que empaparse de lo que está sucediendo.