Hace mucho tiempo que en la Sirena de Punta Almina no queda nada más que recuerdos, escombros y una de las mejores vistas de Ceuta sobre el Estrecho de Gibraltar. En febrero de 2012 la Delegación del Gobierno, la Ciudad y el Ministerio de Defensa presentaron en sociedad el resultado de la ambiciosa rehabilitación que acometió la Fundación Forja XXI con 1,2 millones de euros. Actualmente sus ventanas y puertas tapiadas han vuelto a ser violentadas y se ha convertido de nuevo en refugio improvisado para personas sin techo.
Las administraciones proyectaron “recuperar el esplendor perdido en la década de los setenta”, pero nunca tuvieron claro a qué dedicar el resultado de la inversión. Ni tan siquiera si darle un uso público o privado. Durante los últimos doce años se barajó de todo: desde un restaurante (opción frustrada de entrada por carecer de condiciones de accesibilidad y aparcamiento) hasta un observatorio de las migraciones de las aves pasando por sede de asociaciones ambientalistas.
En septiembre de 2021 el Gobierno local alumbró la última idea, compaginar esa última idea con la de oficinas para Obimasa. Ahora se baraja algún tipo de actuación ligada al ámbito del turismo, a ser posible con financiación europea.
Hace más de un lustro que el interior de la Sirena quedó completamente saqueado. Los vándalos se llevaron todo lo que creyeron que podía tener algún valor (todavía queda alguna caja de tableros para falsos techos y cuatro cables) y destrozaron lo demás, ventanas incluidas.
Lo que iban a ser una sala de recepción, otra polivalente para exposiciones y conferencias y una tercera de estudio y consulta es hoy un montón de trozos de cristal, de materiales de obra y de placas de madera y embellecedores arrancados. En los rincones más resguardados se puede encontrar ropa, calzado y alguna manta.
El Ministerio de Defensa se repitió en su tapiado en varias ocasiones sin éxito y colocó avisos prohibiendo el acceso con idéntico resultado.
A escasos metros, en las edificaciones del Fortín y Batería de Punta Almina, un Bien de Interés Cultural del siglo XVIII, una parte se ha convertido con cierto gusto por el detalle en una suerte de vivienda improvisada con cierre a través de un candado de motocicleta, muebles y hasta una manta fina a modo de cortina.
Desde la amplia explanada a sus pies en la que se ubicaba la batería de tiro se puede observar de cerca la decadencia de la Sirena, a la que se dotó de nueva cubierta y estructura portante, fachada rehabilitada y paseo perimetral recuperado.
111 años de historia
‘La Sirena’ se construyó en 1913 con cargo a los créditos que para Señales Marítimas figuraron con el objetivo de reforzar el sistema de aviso a los navegantes que constituía el Faro de Cerro Mosquero, que empezó a funcionar en 1855.
Las frecuentes nieblas que se forman en el estrecho de Gibraltar suponían un peligro para las embarcaciones que se acercaban a la costa Ceutí, por lo que se decidió la construcción de esta sirena. Las peculiares señales acústicas que emitía, similar a los mugidos de un animal, le valieron el sobrenombre de 'La vaca'.
En 1957 fue entregada por la Jefatura de Obras Públicas a la Dirección Facultativa del Puerto. En 1975, se expuso la necesidad de la creación de un Museo del Mar en el que se recogiesen, guardasen y expusieran todos aquellos restos, materiales y objetos que recordasen la vida de una “ciudad marítima”. Dicho museo requería para ello la adaptación previa de algunas pequeñas obras, las cuales serían realizadas por el Ayuntamiento.
En 1976 no se exponían inconvenientes a su cesión siempre que se adoptaran las medidas necesarias para aislar convenientemente la instalación acústica. Por aquel entonces, el edificio estaba prácticamente sin utilización en casi su totalidad, quedando únicamente un pequeño espacio afectado por los emisores instalados.
El edificio fue abandonado en el año 1980, una vez que se instaló en el cercano faro un moderno sistema de sonido.
1,2 millones de euros jaja a ladrones. Cuenta mil y el resto se pierde. Asco de políticos.