El encuentro de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), titulado ‘Creer en el CAMBIO: implicar a los actores religiosos para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas’, se llevó a cabo en Varsovia (Polonia) los días 4 y 5 de diciembre. El sacerdote hindú, escritor y conferenciante, Juan Carlos Ramchandani (Pandit Krishna Kripa Dasa), nacido en Ceuta, fue el único representante de España que participó en la reunión.
El evento, celebrado en el Hotel La Regina, fue inaugurado con una bienvenida de Susan Kerr, jefa del Departamento de Derechos Humanos de la OSCE, quien subrayó la necesidad del compromiso de las comunidades religiosas en la erradicación de la violencia basada en el género.

Contribución del hinduismo y el diálogo interreligioso en la OSCE
La reunión congregó a 42 expertos procedentes de 30 países, incluyendo especialistas en diálogo interreligioso, defensores de derechos humanos y líderes pertenecientes a diez tradiciones religiosas distintas, con el objetivo de intercambiar experiencias y estrategias de cooperación.
Ramchandani fue uno de los dos representantes del hinduismo presentes en el encuentro. El día 4, Ramchandani presentó una ponencia en inglés que fue muy apreciada por los participantes.

En su intervención, Ramchandani enfatizó que las religiones, a través de sus diversas tradiciones, enseñan la dignidad inherente de todo ser humano.
Afirmó que las mujeres y las niñas son miembros iguales de la familia humana y «portadoras esenciales de sabiduría, compasión, continuidad y de la propia vida». Por lo tanto, argumentó que la violencia contra ellas no es solo una violación de los derechos humanos, sino también una «contradicción directa de los fundamentos éticos y espirituales» de las tradiciones de fe.

Llamamiento a la acción
Ramchandani destacó que los líderes religiosos y las comunidades de fe cumplen una función indispensable en la orientación del comportamiento, la sanación de traumas y la configuración de valores, ya que sus voces a menudo llegan a lugares donde las políticas públicas no alcanzan.
Es fundamental que estos actores hablen de manera clara y coherente contra toda forma de abuso, sea físico, psicológico, económico o espiritual, para que las comunidades pasen del silencio a la solidaridad.
Para que el compromiso sea más que simbólico, debe traducirse en acciones concretas, según Ramchandani.

Estas acciones incluyen: la educación (enseñando a niños y hombres que la no violencia y el respeto son signos de verdadera fortaleza); el apoyo (creando espacios seguros); la responsabilidad (cuestionando interpretaciones perjudiciales de los textos sagrados); y la colaboración con la sociedad civil, gobiernos y organizaciones internacionales.
Ramchandani concluyó con la convicción de que la violencia nunca está justificada, ni por la fe, ni por la cultura, ni por la tradición, y llamó a asegurar que los lugares de culto sean espacios de seguridad, sanación y empoderamiento.

Al finalizar el encuentro, Ramchandani expresó su deseo de compartir lo aprendido en España, señalando el papel fundamental de los líderes religiosos para prevenir y abordar problemáticas que se originan en la mala interpretación de los textos sagrados o en la falta de formación.






