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El guardia civil acusado de blanqueo afirma que sus actividades secundarias y el alquiler de sus propiedades le permitían ahorrar casi en su integridad sueldo en la Benemérita. Las armas son herencia familiar, asegura
Ni vínculos con el tráfico de hachís ni de armas de asalto. El guardia civil acusado de blanqueo, depósito de armas y hurto, negó ayer punto por punto los cargos que le han llevado seis años después a sentarse en el banquillo de los acusados en la sala de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta. El Ministerio Fiscal sometió al procesado a más de seis horas de interrogatorio en el que hubo momentos de tensión por la minuciosidad con que la fiscal indagó sobre el origen de las cantidades de dinero que manejaba el guardia civil y su esposa durante los años en los que fueron investigados. El tribunal tuvo que llamar varias veces la atención del acusado por responder con más preguntas a las cuestiones planteadas por la fiscal. “Limítese a responder las preguntas del Ministerio Público y no a decirle lo que tiene que hacer o cómo hacerlo”, terminó por advertir la sala al procesado.
Siete horas de intenso interrogatorio que también vivió momentos ‘espesos’ en cuanto a la reproducción de las grabaciones realizadas en la investigación fruto de las intervenciones telefónicas. Algunas de ellas en las que incluso el propio procesado no intervenía pero con las que la Fiscalía pretendía poner encima de la mesa que los que sí ‘traficaban con hachís’ conocían los movimientos y cómo comportarse en las instalaciones portuarias donde desarrollaba su labor el acusado.
Negó en todo momento que él pudiera facilitar o colaborar en los ‘pases’ de droga a la península, dado que en su condición de mecánico únicamente inspeccionaba los vehículos que previamente los guías caninos le indicaban. A preguntas de su abogado defensor, el agente de la Benemérita explicó que él no estaba “nunca” físicamente en el control de embarque de vehículos a los buques con destino a Algeciras.
También explicó que cuando en Algeciras se interviene un vehículo con hachís procedente de Ceuta es habitual que en la Comandancia local se abra una “información reservada” sobre esta cuestión, y en alguna de estos protocolos ha estado él “investigado” al coincidir su turno, pero que en ninguna de esas informaciones reservadas han derivado en consecuencias hacia su condición como guardia civil.
El agente negó haber participado en la preparación de ningún pase ni haber tenido comportamientos ‘extraños’ como haber dado vueltas por la ciudad entre la rotonda de Pepe Caballa y la plaza de la Constitución. “Yo no doy vueltas sin sentido”, remarcó a la fiscal. Asimismo, negó haber anotado en una “libreta” las matrículas de los coches sin distintivos policiales que se utilizan en labores de investigación con objeto de tenerlos identificados, como aseveró la fiscal. Igualmente negó haber ‘investigado’ a los compañeros de la Benemérita que iban a trabajar con él rechazando a “los que son de fuera o metepatas”.
“Nunca” fue la palabra que más repitió ayer el acusado al Ministerio Fiscal durante las seis horas de interrogatorio a la que se sumó, ya por la tarde, la hora y cuarto de las preguntas realizadas por su abogado defensor.
El procesado también detalló cuáles eran los ingresos en su familia. Además del sueldo de guardia civil, que ahorraba prácticamente íntegro cada mes, el matrimonio percibía ingresos de alquileres de un garaje y un dúplex. Los cambios y transmisiones patrimoniales fueron otro de los puntos ‘engorrosos’ de la sesión judicial de ayer en la Audiencia, en los que el guardia civil precisó de dónde venía cada euro ‘ajeno’ a su salario de la Guardia Civil y a dónde iba destinado, generalmente a las cuentas bancarias de sus tres hijos.
La venta de un piso de Patio Páramo, el dinero de su suegro para la comunión del primogénito, la compraventa de vehículos y los ahorros fue el efectivo que los investigadores hallaron en el registro de la vivienda del procesado. Casi 20.000 euros en efectivo en la vivienda que el matrimonio justificó casi con las mismas palabras.
La sesión finalizó ayer con la comparecencia de la madre del acusado, de avanzada edad, que sólo pudo confirmar que las armas de asalto incautadas a su hijo en el registro de sus propiedades pertenecían a su padre, ya fallecido. Dos armas inutilizadas por su propio padre y otras dos, un rifle y una carabina, que también poseía su progenitor aunque a nombre del acusado.