Categorías: Sucesos y Seguridad

Víctima de una detención basada en errores y meras suposiciones

8 de marzo, 9.00 horas. Una fecha difícil de olvidar para el agente de la Guardia Civil, Ángel Francisco S.R., conocido por todos sus compañeros como Kiko. Horas antes había iniciado su turno como guía de perros en el puerto, con el cometido de evitar el tráfico de estupefacientes ocultos en el interior de vehículos. Una labor mecánica y constante: el vehículo pasa el filtro, el perro marca o no y se produce la intervención. Pero ese día estaba empeñado en ser uno de los peores de su vida. A las 9.00 horas se le llamaba para presentarse en el despacho de su mando en donde agentes de Asuntos Internos le esperaban ya para proceder a su detención. “Ya sabes lo que has hecho”, le espetó uno de los componentes de esta Unidad que ya ha dejado en el camino varias intervenciones desastrosas en Ceuta, deteniendo a guardias civiles que luego han quedado absueltos. El último, hace casi un año, que dio pie a una contundente advertencia de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta por el nefasto operativo, en la que el tribunal advirtió de “la falta de rigor” de estos agentes. Pero no. Kiko no sabía lo que había hecho porque, sencillamente, no sabía ni de qué le estaban hablando. Asuntos Internos debía conocer más que nadie, al igual que la UDYCO Antidroga central, encargada de reventar esa mañana en Ceuta y en otras ciudades como Huelva o Pamplona una operación contra el tráfico de estupefacientes llevándose por delante a una veintena de detenidos. Como la representación de una burda copia de la mítica ‘Minority Report’ de Spielberg, aquí los agentes se adelantaban al crimen, siendo capaces de detener al delincuente antes de cometer el delito, prediciendo un futuro que habían comenzado con muy mal pie porque este guardia civil no era delincuente y asistía, atónito, a una hilera de preguntas, de datos y de presiones que nada tenían que ver con su trabajo diario. El agente salió de las dependencias de la Compañía Fiscal en calidad de detenido. Delante de él se precintó y registró su taquilla en donde nada se encontró. Todos sus compañeros fueron testigos del operativo puesto en marcha antes de terminar con sus huesos en dependencias oficiales. Durante horas fue sometido a interrogatorios en los que se le preguntaba por asuntos que desconocía, por hechos con los que no tenía relación. Tan estudiada estaba la operación, que incluso fueron a registrar su supuesta vivienda: una casa de alquiler en la que ya no residía desde hacía meses, así que el rostro del inquilino que le abrió la puerta a los componentes de Asuntos Internos y de la Policía debió ser un poema. La actualización de datos en torno a unos supuestos seguimientos que se dirigían contra Ángel Francisco S.R. se sostenían en suposiciones que, a la vista está, no casaban con la realidad. Ese mismo día la Delegación del Gobierno, en una actuación que no acostumbra a estilar, se adelantaba a todo avanzando en una comparecencia ante los medios las detenciones, recalcando que entre ellas había de guardias civiles. Lo hacía mientras la UDYCO seguía con los registros y mientras Kiko se veía sometido a interrogatorios que iban desmoronándose poco a poco. Esa misma noche, a las 22.00 horas, era puesto en libertad llevándose consigo una disculpa de la misma Policía que lo había señalado como presunto implicado en esta trama que todavía continúa judicializada. De los tres guardias civiles arrestados, solo uno está en prisión. El segundo se encuentra en libertad con cargos y el protagonista de este relato desvinculado de cualquier ilícito vislumbrado. Dos días después, el juzgado de instrucción número 5 dictaba un auto archivando la causa respecto de Kiko, al entender que no existen indicios que lo relacionen con estas investigaciones. Fue detenido en base a meras suposiciones, constituyendo lo que en las investigaciones se tiende a denominar ‘fallo colateral’ pero que puede terminar hundiendo la vida a quien se convierte en protagonista de esos hechos. En el auto, a cuyo contenido íntegro ha tenido acceso El Faro, se destaca que “han quedado desvirtuados los indicios que había contra su persona para proceder a los delitos que se investigan, de modo que procede el sobreseimiento definitivo y archivo de la causa al no estar debidamente justificada la perpetración de ilícito penal alguno por su persona”. Añade la magistrada que “no existen indicios suficientes para considerar que haya participado en los hechos que se investigan”. Con el auto de sobreseimiento ya firmado y publicado, el 15 de marzo la Dirección General de la Policía daba por cerrada oficialmente la operación informando del resultado del operativo. Aquí en Ceuta, El Faro ya había adelantado la puesta en libertad del agente y el archivo de la causa respecto de su persona. Pues bien. Aún así, la Dirección General optó por seguir informando en su línea equivocada hablando de 3 agentes implicados, insistiendo en su presunta relación con el tráfico de drogas dando pie a que los medios nacionales publicaran estas informaciones sin hacer mención no solo al sobreseimiento firmado, sino también al hecho de que la propia Policía en Ceuta le había pedido disculpas a un agente por su equivocada detención. Que la realidad no estropee un buen titular, pensarían en la Dirección al enviar a todos los medios de comunicación el resultado del operativo dirigido desde Madrid. Obviaba que uno de los agentes estaba libre, que incluso se habían equivocado al ubicarle de servicio en unas horas en las que pasó el filtro un camión cargado de hachís y en las que él ni estaba. Obviando que habían acudido a registrar una casa en la que hacía meses que ya ni residía. Kiko seguía señalado mediáticamente sin que a fecha de hoy la propia Policía haya enmendado públicamente dicho error. Tampoco ha variado su discurso la Delegación del Gobierno. Tras episodios de este tipo llegan las consecuencias. Este agente está de baja médica. Nunca en 15 años de guardia civil había tenido una mancha ni había sufrido detenciones hasta ese día, “el peor de mi vida”, reconoce. El que, meses después, tuvo que contar a sus padres; el que tuvo que asumir en soledad con su pareja. Las consecuencias psicológicas de aquel episodio no se borran fácilmente. Verse detenido, acusado de algo que insistentemente es machacado por unos agentes de Asuntos Internos a pesar de ser falso, sometido a múltiples interrogatorios durante 12 horas que partían de una investigación de UDYCO con fallos… dejan la huella visible en lo que hoy, cinco meses después, es este agente, víctima de lo que se vende como ‘fallos del servicio’. El informe de consulta psicológica elaborado por la Comandancia de Cádiz reseña que el agente no reúne las condiciones psicofísicas para el desempeño de su labor profesional, haciendo hincapié en que “la imputación de hechos delictivos, incriminación e interrogatorio sin estar asociado a los mismos, ha generado en el guardia una profunda insatisfacción profesional y personal que ha alterado su estabilidad emocional”. A uno le detienen, le vinculan con el narcotráfico (“el delito que precisamente yo intento evitar con mi trabajo a diario”, explica a este medio), le marcan delante de sus compañeros, le señalan mediáticamente… para luego quedar en nada recibiendo una mera disculpa. Una detención hecha “por suposiciones” y marcada por errores que derivan en la situación actual que padece este agente. La Asociación Española de la Guardia Civil, AEGC, le está apoyando. De hecho sus servicios jurídicos estudian la interposición de una querella por la vía penal por los ilícitos que haya podido haber en su detención, “sin que hubiera una investigación seria. Le han hecho un daño moral y profesional en su trabajo pero también como persona”, indica a El Faro la asociación. Para poder seguir trabajando con su perro como guía, que es lo que más le gusta, y poder hacerlo sin pensar todo el rato que pueden detenerle libremente por el simple hecho de estar trabajando en el puerto, le queda como única salida cambiar de destino, con el trastorno que todo esto conlleva para su familia, dado el cuadro que presenta. “No tienen en cuenta el sufrimiento de su familia, lo que él está pasando. Cuando se detiene a alguien debe haber una buena investigación que aquí no ha existido. Han detenido al compañero por la cara. En el caso de un guardia civil el daño es mucho mayor por el desprestigio que le causa en el Cuerpo y sus consecuencias posteriores. A él le han marcado, le han detenido, le han causado daños sin que tuvieran nada, solo por sospechas”, añade. La AEGC va a más. Denuncia el hecho de que la propia Dirección General de la Policía informara ocho días después de la operación a los medios de comunicación, haciendo alusión al arresto de tres guardias civiles cuando Kiko ya había quedado en libertad a las horas. “El descrédito que han causado es enorme”, expone la asociación. Desde el principio AEGC apostó por la honradez de los guías de perros y de los guardias de la Compañía Fiscal que se dedican a la vigilancia de vehículos que pueden llevar drogas hacia Algeciras. “Apostamos por ellos, porque conocemos la labor que están realizando y sabemos la dificultad que tiene el servicio que desempeñan y sabemos de su honradez y dedicación.  La detención de estos compañeros provocó la desmoralización de otros que veían que apuntaban sin ninguna razón a otros guías  y guardias de la Compañía Fiscal que declararon en esta causa, simplemente por ser guías o guardias civiles y trabajar haciendo esas funciones.  Muchos no pudieron soportarlo y han estado de baja, otros han pedido destino a otras Unidades o servicios con menos responsabilidad, perdiendo la Guardia Civil unos grandes profesionales”, añade la asociación. “No es la primera vez que se apunta a guardias civiles que son puestos a disposición judicial  sin tener ninguna vinculación con los hechos, como al teniente de la Guardia Civil del Puerto, que ha puesto una querella criminal contra las personas que intentaron manchar su imagen y profesionalidad. Una querella que busca que los inmorales y los que tratan de manchar la imagen de guardias civiles honrados paguen penalmente por lo que han hecho.  Nos preocupa mucho las detenciones a guardias civiles, pero mucho más que éstos sean detenidos y queden absueltos o en libertad sin cargos por malas investigaciones e instrucciones. Nos preocupa porque los compañeros quedan destrozados anímicamente y familiarmente; pero nos preocupa y mucho, porque en Ceuta son tres casos de guardias civiles de la Compañía Fiscal que han sido detenidos siendo inocentes”, completa.
el faro AEGC lamenta que ya hayan sido varios los casos que apuntan a guardias civiles que luego quedan libres, sufriendo las consecuencias de operativos que carecen de sustento.

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