Marchar de tu país. Dejarlo todo o, mejor dicho, casi todo. Porque
una de las inmigrantes llegadas a Ceuta tras su rescate por parte de
Salvamento Marítimo no quiso dejar a sus gatos. Y así, inició travesía con los mininos en un transportín. Cuando la Atria localizó a la deriva la embarcación rescató a los hombres, mujeres, una niña,
una gata y sus dos crías. Los mininos que también han formado parte de este rescate y que están a salvo con su dueña se han convertido en los protagonistas improvisados de esta historia. Este viaje se ha convertido en especial porque refleja el amor que quien decidió formar parte de esta expedición tiene a sus animales hasta el punto de no permitir que sus felinos quedaran solos en la tierra que iba a abandonar.
La fémina ha bajado de la Atria con el transportín en su mano y la gata con sus dos crías también han recibido la atención que merecían, dándosele agua y comprobando que se encontraban bien. No es extraño que muchos de los que forman parte de travesías decidan salir con sus animales. El vínculo entre dueños y mascotas es tal que ni el Estrecho los puede separar. Así ha pasado con esta mujer que desde el principio quiso mantenerse junto a sus animales. Ellos han recibido las miradas de sorpresa de quienes veían cómo se iba produciendo el desembarco: bajaban los hombres, la niña, las mujeres y este grupo de mininos asustados que ahora ya se encuentran bien y a salvo.
Ahora es la Policía la que se hace cargo de estos inmigrantes para proceder a su identificación, pero también se tendrá que valorar el destino de los gatos. En Ceuta es la primera vez que sucede un caso así, al menos que haya trascendido mediáticamente. El amor por los animales no encuentra barreras y menos en la inmigración en donde no todo vale, menos abandonar a las mascotas.