Juan Manuel Puig Pérez (Ceuta, 1993) cuenta con un dilatado currículum como vestidor de imágenes de la Semana Santa ceutí. En total son cinco las Hermandades en las que participa. Estas son la de Medinaceli, Amargura, Encrucijada, los Remedios y el Santo Entierro. “Para mí el vestir a las Vírgenes lo es todo, mi vinculación con ella es muy fuerte, da igual la advocación que sea. A todas las trato con el mismo cariño, las considero como una madre y las intento mimar al máximo”, expresa Puig Pérez.
Este oficio no es algo que él tuviese premeditado, sino que fue una realidad que se encontró por sorpresa en su vida. Un familiar suyo formaba parte de la Junta de Gobierno en la Cofradía del Santísimo Cristo de la Encrucijada y María Santísima de las Lágrimas. Gracias a él, Juan Manuel tuvo la ocasión de dar los primeros pasos. En un primer lugar, él acudía a los montajes cuando aún cursaba primaria. Todo un niño que con el paso del tiempo se fue criando entre Hermandades. Sobre todo en esta, ya que toda su familia forma parte, siendo su padre costalero durante muchos años. La tradición familiar se convirtió en un arraigo que él lleva en la sangre y con mucho orgullo.
Puig Pérez, para aprender técnicas y maneras, se compró una imagen que guarda en su casa. “Allí la vestía a modo de intuición”, recuerda este caballa. La improvisación fue su maestra, además de las recomendaciones que le brindó Jesús González, quien fuera vestidor de la Virgen de las Lágrimas por aquel entonces. Y como esta fue su escuela, aún siendo menor de edad tuvo la oportunidad de vestirla. Su primera vez tuvo lugar cuando esta talla portó por última vez el manto blanco. Este año vuelve a este color, tras algo más de una década llevando uno azul. “A mí me gusta como irá hoy porque así es como la recuerdo cuando mi niñez, yo me crié con ese blanco”, rememora. Además, señala que la Junta de Gobierno espera que permanezca así.
“Primero se coloca el corpiño con mangas y la falda que, en su conjunto, forman la salla. Luego, el tocado que es un tejido hecho con seda y que se pone con alfileres para darle ondulaciones. Por último, el manto y, en ocasiones, una toca”, explica Juan Manuel Puig, todo un profesional en esto de vestir Vírgenes y que se ha crecido con el tiempo. De todos modos, siempre está predispuesto a formarse más.
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