A cientos de kilómetros de distancia Clara Sanchís se abría. Lo dejaba todo al descubierto, sin colorines, ni luces ni sombras. Sus pensamientos, sentimientos e inclinaciones florecían a lo largo de una conversación de amigas o conocidas de toda la vida. Como si ya nos conociésemos de antes acompañaba a Sanchís por las calles de la capital.
Un paseo desde Ceuta en el que percibía esa tarde invernal, ese frío temporal que asola estos días a media España se colaba a través de los auriculares del teléfono opacado por el tráfico y ajetreo tan usual de Madrid. Y en primer plano una conversación sobre la liberación de la mujer.
Con el feminismo como protagonista nos sentíamos como dos mujeres libres con la capacidad de criticar a esa sociedad patriarcal que nos ha criado. Avanzamos pero queda, y mucho. “Cuando hemos visto un ciclo de hombres, unos premios dedicados a hombres, un reconocimiento a hombres.... no lo necesitan ellos son los que siempre se lo llevan. Cuando no haga falta reconocer específicamente a la mujer estaremos más cerca de la igualdad. Pero abandonar el poder es muy difícil y nadie está dispuesto a ceder”, comenta Sanchís.
Patriarcado, machismo, violencia de género, empoderamiento protagonizan una conversación entre dos mujeres que, como ella remarca, “han abierto los ojos”. Después de intercambiar un par de palabras con la actriz no me cabe la menor duda de que era ‘la elegida’. Más allá de sus alabadas dotes en la actuación, para interpretar a Virginia Woolf hay que sentirla, a ella y a su discurso, y Sanchís cumple con esos requisitos. Encarnando a una de las grandes de la literatura universal llega esta noche, a las 21.00 horas, al Auditorio del Revellín.
Al igual que lo hiciera Woolf en 1928 ante un auditorio de mujeres alentándolas a la lucha por la igualdad, Sanchís lo hará en el Revellín donde divagará sobre la necesidad de tener ‘Una habitación propia’. –
–Con un infinito respeto y adecuación hacia el texto original donde no desaparece en ningún momento la voz de Woolf. Estuvimos juntas durante todo el proceso de elaboración, le costó mucho porque, evidentemente, había que suprimir cosas, pero quería ser honesta y creo que el resultado final ha sido fantástico.
–Es una conferencia con piano. Estoy sola sobre el escenario, con un escritorio y un piano. Sin embargo este último es un fenómeno que nos abre la puerta hacia la conferencia. María ha creado un espectáculo sencillo, cargado de gran elocuencia y señas de humor.
– María Ruiz y yo hemos hecho un trabajo muy basado en su oratoria junto a sus ideas figurantes y revolucionarias más que en las emociones, que evidentemente provoca, pero hemos intentado pasar cada palabra por el cuerpo.
–Mantener la parte más completa de su discurso siendo muy fieles a ella y confiar en la inteligencia del espectador.
–He leído mucho a Woolf y cada texto es un nuevo descubrimiento. En resumen, que esa herencia del patriarcado sigue vigente y problemas tan difíciles y complicados como este no se pueden ni se deben abordar de una forma simplista. Las palabras salvajes que Woolf lanzó en 1928 deben ser contadas con verdadera rigurosidad.
–Hemos avanzado mucho. Hoy, tú y yo por fin tenemos una habitación propia, somos mujeres trabajadoras e independientes. Sin embargo es una lucha de clases, éramos dos clases diferentes y lo seguimos siendo. Es tan grande el proceso de tantos siglos de sometimiento que es difícil cambiarlo de la noche a la mañana. Por ello creo fundamental y necesario conocer el legado femenino, la historia de aquellas silenciadas y acalladas, aquellas que no han querido que conozcamos y que no aparecen en los libros de texto. Ha sido tan vergonzoso el sometimiento y las vejaciones que hemos vivido, la condena al analfabetismo a la que estábamos destinadas y la injusticia de las leyes, que ahí radica el éxito de esta obra.
–El movimiento feminista nunca ha parado, pero tengo la sensación de que se ha revitalizado, me satisface ver muchos jóvenes y observo un gran avance en la conciencia gracias a que llevamos varias décadas preparándonos. Estamos instruidas, conocemos lo que ocurre y nos hemos podido liberar del velo con el que nos obligaban a taparnos los ojos. ¿Cuántas víctimas por violencia de género había entonces? No lo sabíamos, de hecho era una práctica que hasta se podía ver normal, en ese sentido creo que las leyes han avanzado y el Gobierno de Zapatero en materia de igualdad fue determinante e importantísimo, con los errores que pudiese cometer en otros aspectos, en mi opinión Zapatero fue un presidente feminista.
–Es una pequeña experiencia transformadora, descubre cosas de la obra y de sí mismo. Woolf es muy divertida, inocua, juega con el espectador y cuando estos están relajados comienza a darnos bofetadas. Al final todos lloramos mucho. Ocurre algo que, aunque sea triste, se sale de la norma, pero no es un discurso agresivo y lastimero.
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