Hubo una época donde desde la Delegación del Gobierno, hace años, se instaba a los ciudadanos de la barriada del Príncipe Alfonso a que denunciaran a los delincuentes que realizaban algaradas en este núcleo de población. Una actitud que se criticó desde este medio de comunicación porque resulta que los vecinos pueden colaborar con las autoridades y con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado pero no son policías. Ahora, pasados los años resulta que el consejero de Sanidad, Javier Guerrero, hace un llamamiento a los vecinos de quienes están confinados por pertenecer a los focos controlados de Erquicia y Sidi Embarek o bien a sus contactos para que denuncien a quienes abandonen el confinamiento o el aislamiento impuesto. Igual ha dicho que debe suceder con los bañistas que vean que hay personas que no cumplen en las distintas playas. Actitudes de este tipo, desde luego, lo único que provocan es el enfrentamiento entre los ciudadanos porque al final están haciendo un papel que no les corresponde. Y los denunciados terminan sabiendo quiénes son los denunciantes, generándose situaciones dañinas. Habría que recordarle al señor Guerrero que cada uno tiene su papel y que hay suficientes recursos para que Sanidad y Policía dispongan controles sin echar la pelota de esa responsabilidad al vecino. Luego, en relación con otro punto como es la decisión de abrir nuevamente las playas nos parece un error mientras que no estén preparadas y con policías en al arenal como han hecho en otras poblaciones. Lo demás es arriesgarse sin necesidad por no poder esperar dos semanas más. Hemos aplaudido la decisión que se tomó la pasada semana de cerrarlas pero no podemos estar de acuerdo con este cambio. Como nos dicen las propias autoridades sanitarias, nos estamos jugando mucho y la salud es lo primero no el ocio. Si se debe esperar un poco más tampoco pasa nada.