Nallat Said Ahmed es una vecina de la Agrupación Este, en el Príncipe Alfonso, que pelea por una “barra de pan todos los días” pese a que fue dada de baja en el padrón municipal de forma definitiva en 2012 y, a efectos legales, quedó indocumentada “como un inmigrante que salta la valla” pero “sin tener derecho a nada”.
Acredita que nació en la ciudad autónoma en 1973 con su partida de nacimiento expedida por el Registro Civil, donde figura que su padre tenía la nacionalidad española y su madre el documento de extranjería, “hasta que falleció”. Los dos primeros hijos de Nallat, de casi 24 y 21 años respectivamente, la obtuvieron por ella –“son de origen”– ya que su entonces marido era extranjero, señaló. Entonces, “¿por qué me borraron del padrón y me niegan la nacionalidad?”, se pregunta.
Tras años entre la “Mutua y el Ayuntamiento”, es decir, intentando empadronarse en la Ciudad donde le solicitan que regularice su situación en la Oficina de Extranjería, y viceversa, Nallat se planta y reclama de forma pública que la Ciudad Autónoma le vuelva a empadronar.
“Como ciudadana española que soy, no por compasión ni piedad, solicito que reconozcan mis derechos porque soy musulmana española nacida en Ceuta”, expuso Nallat, quien dirigió sus palabras a los representantes de la administración autonómica que son “responsables de esta desgracia”. Con hijos a su cargo –además de los mayores tiene a otros dos cerca de los 11 y seis años–, esta vecina del Príncipe se siente “extraña” en su propia ciudad y le duele que pese a vivir sus 41 años en Ceuta, para cualquier trámite, “me piden que esté empadronada pero sin ofrecerme soluciones”.
La “gota que ha colmado el vaso” llegó con una carta del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE, antiguo Inem) que recibió su actual pareja y padre de sus hijos menores, aunque muestra el Libro de Familia para certificar que no están casados. Laalmi Ali Meki solicitó la renovación de la prestación que percibe –unos 280 euros– pero la Administración la deniega mientras no entregue el “NIE del cónyuge”, o bien el “certificado del organismo competente legalizado por el consulado del país de residencia del cónyuge” en el que conste “situación laboral y nivel de ingresos”. Sin embargo, “mi estado civil es soltera, soy española y esa ayuda es el único ingreso de la casa”, enumeró.
Nallat es otro de los rostros de ese segmento de la población que se encuentra sin derecho a asistencia sanitaria, “a pesar de que estoy enferma”, y con la cartilla caducada desde 2009. Una situación que en ningún caso es aislada como puede comprobarse de forma regular en el BOCCE. “Sin empadronar, somos corderos en boca de las hienas”, concluye.
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