Buena parte de los integrantes de la familia del Vasco se ha desplazado al Puerta del Mar para apoyar la recuperación de Abdelmalik, el tercer miembro del grupo tiroteado brutalmente por la mafia.
Buena parte de la familia del Vasco permanece, como una piña, en el hospital Puerta del Mar, esperando la recuperación de Abdelmalik. Habiba, su esposa, el propio Vasco y varios integrantes más de una casa que se siente víctima de las constantes amenazas materializadas en hechos de la mafia. Ellos son los damnificados de una triste película que parecía olvidada en la ciudad, la que protagonizan las mafias que aplican su propia ley. Era un error, estos grupos de delincuentes ordenados por quien se mantiene en la sombra sólo estaban dormidos, esperando tiempos de bonanza para hacer de las suyas. Es decir, amenazar, extorsionar, quedarse con el mercado del narcotráfico... dominar ‘el cotarro’.
Quien se enfrenta a ellos recibe la misma respuesta que en su día padecieron muchas víctimas de las mafias de los años 90: o están muertos o todavía ocultan las cicatrices dejadas por los tiroteos. Algunos, en vez de cicatrices, arrastran sus piernas ortopédicas compradas a golpe de talonario producto del mercado de la droga.
“Van a por toda mi familia”, señalaba, afectado, el Vasco a ‘El Faro’. Lo hacía con rabia, apuntando de nuevo a los criminales que le persiguen y contra quienes quiere que se haga justicia. “Es un ataque claro”, exclama. Ahora, en Cádiz, espera la resolución médica sobre su hermano pequeño, de 35 años, con tres hijos a su cargo, y la tercera víctima familiar de la mafia. Esa que, asegura, tiene dominado el Príncipe.
En una conversación con este medio, el Vasco confirmó que su hermano se encontraba en estado crítico y que su familia temía por su vida. “Lo importante ahora no es que pierda o no su pierna, sino que salve su vida”, manifestó.
Curiosamente el día de autos nadie vio al autor de los disparos, ni nadie ha escuchado a los sospechosos jactarse de sus fechorías en los cafetines de turno, drogados y crecidos porque consideran que la ley nunca les tocará a ellos.
Fuentes policiales, molestas por las críticas hacia su labor, confiesan que “poco se puede hacer” si no hay pruebas. Fuentes judiciales rememoran casos cercanos en el tiempo que han terminado con sentencias absolutorias porque todos los detenidos, acusados de ser presuntos asesinos, estaban arrestados sin pruebas de cargo suficientes que sirvan para enervar la presunción de inocencia. La falta de testigos y denuncias es un hecho. Lo es en el caso que afecta al Vasco y lo es en otros tiroteos todavía sin esclarecer.
Pero en el caso del Vasco aún se una vuelta más a la tuerca. Parte de la barriada comenta por lo bajini que nunca tenía que haber presentado denuncias, ni hacer público la existencia de grupos de delincuentes a los que él bautiza como ‘soldados del infierno’. Lo critican porque temían que llegaran estas respuestas.
Indignados, familiares del Vasco cuestionan que algunos hayan fundamentado el ataque a Abdelmalik como un ajuste de cuentas. “Es la forma de justificar lo que no saben”, exclama uno de ellos. Ahora sólo piensan en que Abdelmalik salve su vida después de llegar casi moribundo al hospital. Después preparan más denuncias. Es la única arma que tienen en sus manos: dar traslado al juzgado de todos los atentados que sufren apuntando a quien sospechan que, presuntamente, pueda estar detrás. Ya son más de diez las denuncias interpuestas. Y en esta línea pretenden seguir.
La Policía Nacional indicó ayer que todavía no se había practicado detención alguna relacionada con este tiroteo, pero mantienen agentes dedicados específicamente a estas labores. Los resultados son escasos, dicen que resulta complicado obtener pruebas que sustenten posteriores detenciones. “No se puede actuar cuando sólo existe una persona que dice, sin pruebas, que el autor es determinado individuo”, apostillan. En este caso concreto de nada sirve la suma de indicios.
Para el Vasco el supuesto autor de los atentados denunciados “ha empobrecido el poder judicial porque no son capaces de encontrar pruebas contra él después de todas las agresiones que han cometido contra mí y mi entorno”. El Vasco lamenta que la Justicia “dude de mi palabra y de la de mi familia”.
Desde hace un año, sufre “acoso” por parte de una serie de individuos, los cuales presuntamente ya le han incendiado dos coches con anterioridad: un Mercedes valorado en 3.000 euros y un Laguna calculado en 12.000, además de otro Ford Mondeo. Unos delitos que junto a la quema de su negocio del Príncipe Alfonso en tres ocasiones completan parte de la “persecución” a la que asegura sentirse sometido por la “mafia”.
El pasado junio el Vasco, en declaraciones a este medio y con motivo de la quema del tercero de sus coches indica que temía “otras posibles acciones por parte de estos individuos”, “temiendo por su vida, su familia así como por sus posesiones”. Por este motivo, figuraba en su testimonio ante la Policía Nacional, que “solicita ayuda al respecto” ya que, destaca, “recibe amenazas constantes de este individuo a través de intermediarios” en referencia a quien identifica como presunto autor de esta trama.Ahora añade un atentado más a esta lista de agresiones.
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