Qué necesarias son en todo momento! Aunque estemos enfadados por alguna que otra razón o que así nos parece a nosotros, porque con frecuencia nos equivocamos. ¿No le ha ocurrido a usted, alguna vez, reconocer ante sí mismo que había interpretado mal alguna frase o algún hecho de alguien, más o menos conocido? Esto es muy frecuente - -- el darnos cuenta de nuestro error - aunque lo es bastante menos el que nos excusemos de ello ante quienes fueron testigos de nuestro error. No somos capaces de ofrecer unas palabras amables pidiendo perdón.
Ahora estamos en un tiempo en que, prácticamente, se está al acecho de lo que dicen los representantes políticos de otras tendencias. Se les tiene en el campo del anteojo de larga distancia y también del microscopio. porque hay que aprovechar al máximo todo posible desliz del adversario. Las cosas buenas que puedan hacer no interesan y hasta hay que desvirtuarlas de la forma que se pueda. No hay palabras amables - sinceras - de unos para otros y así resulta que por todas partes estamos rodeados de enemigos. Cosa que, afortunadamente, no es así.
¿Quién inspira la vida de esas personas; tan proclives a hablar mal de los demás? Son muchas las respuestas que se pueden dar a esa cuestión, pero todas tienen, en principio, una respuesta: ¿quieres o respetas a esa persona - o agrupación de ellas - de la que hablas mal? Parece que no y ello hace pensar en que se olvida ese precepto tan hermoso, que existe a lo largo de todos los tiempos: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”. ¿Por qué tenemos que olvidar esa indicación que nos habla de Amor en toda ocasión y lugar?
Desgraciadamente es una cuestión generalizada la de tratar de descalificar a los que piensan de otra forma para la solución de los problemas de la sociedad. Algunos de esos problemas existen mientras que otros son producto simple de la imaginación y todo se revuelve una y otra vez para llegar a una única respuesta: Los malos son los otros y la buena calidad, en todos los aspectos, es la que nosotros ofrecemos. Estas tácticas y sus réplicas no son las adecuadas para quienes quieren hacer de sus vidas unas fuentes de paz y amor a los demás; a todos.
Parece, a veces, que estamos intentando desbaratarnos - una vez más - en lo que se refiere a las relaciones internacionales. Se había llegado, años atrás, a un cierto punto de equilibrio que ahora parece que se empieza a desmoronar. ¿No puede haber unas palabras amables que nos restituyan la paz que ha empezado a faltar? En el mundo hay pensadores de calidad y de espíritu abierto que pueden - y deben - hablarnos de unión y no de destrucción, “Sólo el Amor es creador” (San Maximiliano Kolbe).