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La Guardia Civil restringió ayer el acceso a los peatones con compras, incluidas en bolsas de mano, en la Aduana del Tarajal
El puente del Biutz, dentro de los polígonos, permaneció ayer cerrado debido a una manifestación de porteadores en el lado marroquí de este paso de mercancías. Una movilización que dejó la playa del Tarajal vacía de personas y a los polígonos paralizados en vísperas del último día de ‘comercio atípico’ hasta el próximo lunes.
Los marroquíes protestaron por el veto a cualquier producto que no sea el que contienen los denominados ‘bultos de China’, es decir, fardos fraudulentos que, en su importación a Ceuta, declaran un valor inferior al real. Mantas, maletas y alimentación –como las galletas– son solo algunos de los artículos que tienen denegado el acceso por el Biutz, mientras que los almacenados en las consignas irregulares acaparan las filas tanto de hombres como de mujeres.
La negativa se extendió a la frontera, por donde los porteadores procuran pasar tras largas esperas en el arenal del Tarajal soportando las inclemencias del tiempo a la intemperie. En la Aduana de Ceuta, el Grupo de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil (GRS) prohibió ayer atravesar su control con cualquier tipo de mercancía. Una decisión que algunos marroquíes afectados por la medida atribuyeron al relevo en el grupo destacado en el paso fronterizo. Esta restricción no solo fue de aplicación a los bienes empaquetados, sino también a las ventas que los transeúntes portaban en bolsas y carros de compra. Incluso fueron rechazadas en frontera mujeres que llevaban una garrafa de aceite, como pudo comprobar este periódico.
La irritación de las porteadoras por la negativa a su entrada tanto por el Biutz como por la frontera desembocó ayer en la manifestación que cortó, durante toda la mañana, el tránsito de mercancías por el Biutz.
Las fuerzas de seguridad marroquíes trataron de convencer a los manifestantes, hasta bien entrada la mañana, de que se dispersasen. Los contactos se sucedieron junto al ‘túnel’ que recorren los porteadores hasta la explanada donde, el enlace de los propietarios de la mercancía, recoge los bultos. Los agentes entablaron una negociación con los camalos que, finalmente, no surtió el efecto esperado y habrá que conocer si esta peculiar modalidad de comercio transfronterizo se reanuda o la interrupción vuelve a producirse hoy.
Por otra parte, la manifestación de porteadores en contra de los impedimentos a la mercancía ajena a los ‘bultos de China’ también afectó al tránsito de los peatones procedentes de Marruecos, según el relato de quienes acudieron a la ciudad autónoma a primera hora de la mañana.
Pese a que el Biutz entró ayer en punto muerto, el operativo que el Cuerpo Nacional de Policía establece en la zona restringió la libre circulación por los polígonos del Tarajal como de costumbre desde hace años. El cordón de seguridad se levantó sobre las 13.00 horas, aunque desde hace una semana el horario del Biutz se ha ampliado hasta las 14.00, no sin críticas por parte de los empresarios de los polígonos. Hasta el mediodía de ayer, los camalos estuvieron diseminados en grupos por el recinto expectantes ante los rumores de una apertura del Biutz que nunca llegó.
Los comerciantes censuraron esta organización de la Policía Nacional porque sus negocios no pueden recibir clientes “hasta mediodía” y otros “se han visto obligados a cerrar sus puertas de forma definitiva ante la ruina económica” que les ha ocasionado la medida. Desde algunos establecimientos de La Chimenea y Alborán pusieron cifras a ese “perjuicio”: “La semana pasada solo hicimos de caja entre 300 y 400 euros”, estimaron.
La destrucción de empleo constituye otro de los indicadores de los efectos que tiene, a juicio del colectivo, “el bloqueo al que nos vemos sometidos a diario”. El traslado de negocios de la Fase I y II a La Chimenea y Alborán por la falta de ventas tampoco ha garantizado la buena marcha de las cuentas. Algunos almacenes han tenido que despedir a parte de su plantilla para hacer frente al resto de costes inherentes a su actividad. “Tememos que los próximos vayamos a ser nosotros”, comentó en una conversación informal el trabajador de una nave cuya puerta se ve taponada de lunes a jueves po la cola de camalos, reguladas por los plantos que colaboran con los efectivos de la Unidad de Intervención Policial (UIP).
Los empresarios solicitaron esta semana por escrito a la Delegación del Gobierno que saque las filas de porteadores de los polígonos para evitar los daños que, aseguraron, les está ocasionando.