Hossain se ha convertido ya en parte del paisaje de la Plaza de los Reyes. Ahí lleva un mes dentro de su tienda de campaña, en huelga de hambre, esperando que alguien atienda su reclamación, después de 32 años en los que la discriminación y las mentiras han sido sus compañeras.
Ahora, a través de la plataforma change.org, se ha iniciado una recogida de firmas para conseguir que el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos intervenga.
Con solo 11 años, Hossain sufrió una descarga de más de 15.000 voltios en una torre de alta tensión durante más de dos horas. Fue en Semana Santa, nadie se percató de lo que sucedía hasta que terminada la procesión de aquel Viernes Santo se le rescató. Hossain salvó su vida, se le llamó ‘el niño milagro’, pero nunca nadie pagó por los daños sufridos que le han dejado graves secuelas en parte de su cuerpo, totalmente quemado y paralizado.
A Hossain nunca le notificaron juicio alguno, ni tan siquiera fue llamado para informarle de proceso alguno. Nadie aprobó una indemnización por el accidente sufrido ni se hicieron responsables de como hoy se encuentra. Hossain era un niño de 11 años al que arrinconaron después de que sufriera una descarga brutal en su cuerpo.
Ahora quiere que sea un tribunal europeo el que analice su situación, quiere que se reabra su caso ya que todas las resoluciones que se dictaron en torno a su situación se hicieron sin notificarle nada. Ni él sabía el estado en que se encontraba el proceso judicial. Las decisiones se tomaron a sus espaldas.
Hossain es la víctima de un sistema que no funciona. Es impensable que un hombre que ha sufrido tantos daños en su cuerpo siendo un niño no tenga la atención debida. Incluso trasladó su situación al secretario de la Unión Europea, Íñigo Méndez de Vigo, cuando giró visita a Ceuta. De la misma manera informó de su estado al presidente de la Ciudad, Juan Vivas. También lo supo quien fuera anterior delegado del Gobierno, José Fernández Chacón, cuyo equipo llegó a comunicarle que se resolvería su situación.
Nuevas mentiras en el camino porque nunca nadie se ha interesado por darle a Hossain la atención merecida.
Hoy sigue en la Plaza, frente a la Delegación, encerrado en su caseta. Dice que no va a moverse hasta que le atiendan. Es un deber hacerlo.