“En estos comienzos del siglo XXI”, rezan los “principios inspiradores” del proyecto de nuevo PGOU presentado ayer por la consejera Susana Román a la Comisión de Fomento, “un nuevo contexto urbanístico y socioeconómico nos enfrenta al reto de construir la Ceuta del futuro,
aprovechando de forma correcta las oportunidades que nos brindan las peculiares características de la ciudad en cuanto a su situación estratégica y los nuevos papeles del patrimonio natural y cultural en relación con su potencial turístico”.
La Revisión y Adaptación del Plan General de Ordenación Urbana se concibe, en ese sentido, como una de las mejores ocasiones posible, “si se aprovecha de forma correcta”, para “contribuir a poner la ciudad en movimiento y permitir rentabilizar mejor las posibilidades que se le ofrecen”.
“Queremos”, apunta el documento, “una Ceuta que mire hacia el futuro con optimismo, una ciudad de todos y para todos, atractiva para vivir, para visitar y también para invertir”. “Deseamos”, añade,” con todos los agentes sociales, con la sociedad civil y con las instituciones y administraciones estatal y local, diseñar un proyecto de ciudad capaz de ilusionar a los ciudadanos, de forma que lo hagan suyo y estén dispuestos a implicarse en su construcción”.
Desde ese punto de partida, el Gobierno de la Ciudad “asume la responsabilidad que le corresponde” y se dice dispuesto a “liderar un Plan que responda a los principios señalados”. No obstante, avisa de que “esto sólo será posible si se consigue vincular al Plan, de forma activa, a los ciudadanos, a la sociedad civil organizada y a las instituciones”. “Este Plan tiene que ser, por tanto, un ilusionante y atractivo proyecto compartido”, inciden sus redactores de forma insistente.
El documento aspira no solo a “revitalizar” la ciudad sino también a “dignificarla” dotándola del nivel urbano que esa función requiere y “asegurando al territorio circundante una mejor conexión con los nuevos ejes y corredores de desarrollo”.
Uno de los retos a afrontar es la “consolidación” de la trama urbana “mediante operaciones de sutura de bordes de desarrollos colindantes mal conectados y de revitalización del tejido urbano existente” y otro, “suavizar las diferencias socio-demográficas entre la Ciudad y el Campo Exterior respetando los elementos que singularizan y diferencian a dichos colectivos”. “Ambas realidades pueden no solo convivir, sino enriquecerse mutuamente”, dictamina el Plan.