La aventura ha llegado a su final para los 25 jóvenes del campo de voluntariado juvenil ‘Conoce Ceuta’, provenientes de distintas partes de la Península, con la celebración de una gala de clausura que ha tenido lugar en la tarde de este.
Han sido 12 días de no parar, actividades por doquier porque el objetivo estaba claro: conocer Ceuta desde lo cultural, gastronómico, ocio y mucho más. Estos adolescentes han conocido a esta ‘Perla del Mediterráneo’, con la que se han quedado maravillados y con las ganas de volver. Nada de postales o imanes para colgar en el frigorífico, sino una experiencia como el mejor souvenir que se han podido llevar consigo.
Desde Andalucía hasta Galicia y pasando por Madrid, Extremadura o Baleares, esta veintena de chavales se han empapado todo lo posible. En este cierre, que se ha llevado a cabo en la Sala de Usos Múltiples de la Biblioteca Pública del Estado Adolfo Suárez, se ha dado a conocer lo que ha supuesto esta aventura, la cual han recogido en dos redes sociales. Ambas se han creado a especie de un diario de viaje. Por un lado, una cuenta en Instagram (Campo Juvenil Voluntariado), donde en su mayoría son instantáneas. También cabe algún vídeo que “ha alcanzado las más de 4.000 visualizaciones”, ha comentado el grupo. Por otro, TikTok (ConoceCeuta_) con grabaciones desenfadas en las que se aprecian varios rincones de la ciudad autónoma.
A nadie le gustan las despedidas, pero esto no es un adiós, sino un hasta pronto. Esta comunidad de voluntarios ha convivido durante casi dos semanas en las que se han entregado en cuerpo y alma para empaparse de Ceuta. Una convivencia “fantástica”, ha asegurado este grupo. Todos han tenido la oportunidad de conocerse, mientras viajaban en barco por el foso de las Murallas Reales o hacían una ruta de senderismo por el Monte Hacho. Los deportes de agua también han estado presentes, como por ejemplo el kayak y el piragüismo. Tampoco ha faltado la inmersión en la gastronomía moruna, este cruce de culturas reflejado en deliciosos platos como cuscús o la pastela. Entre los corrillos se ha escuchado decir ‘Oasis’, será porque se han escapado en una de sus rotas por este restaurante.
Durante esta especie de resumen a modo de conclusión en la ‘Adolfo Suárez’, la cara de los jóvenes ha sido de felicidad por haber aprovechado cada minuto. No ha habido día para el respiro, pues siempre había algo que hacer. Eso sí, el divertimento ha venido de la mano del Parque Marítimo del Mediterráneo. La desconexión en este paraíso ha hecho que conocieran estas grandes piscinas de agua salada. Asimismo, la costa se ha convertido en otro enclave para darse un baño y tomar algo de sol.
En todo momento han estado acompañados de cuatro monitores: Ainara García, Ana Naranjo, Diego Fernández y Fran Ganfornina. Todos ellos, residentes en la ciudad autónoma, han servido de guías, faros que han iluminado a cada instante. Y para agradecer esta labor se les ha hecho entrega de un ramo de flores. Rostros sorprendidos porque no se esperaban este detalle, cuyo ambiente se ha visto envuelto en aplausos. Los jóvenes han gozado de ellos y viceversa. Esta simbiosis amistosa de casi una quincena de días ha hecho que los lazos se hagan más estrechos. Unidos en una ciudad situada en el continente africano.
Romper prejuicios
Esta pericia ha llegado a su punto y final. Pero, en el plano personal, ha servido para romper prejuicios, borrar esa imagen desdibujada que se puede tener de este lugar. Estos jóvenes han descubierto por sí mismos una Ceuta que no se esperaban, no la imaginaban tal y como se la han encontrado. “Me ha parecido fascinante la convivencia de las culturas cristiana, musulmana, hebrea e hindú, se respira mucho respeto”, ha afirmado Miguel Lucea, voluntario proveniente de La Rioja. Este joven Ha añadido que este aspecto es el que más le ha llamado la atención, le ha gustado descubrir los diferentes edificios religiosos.
Este sábado marchan hacia la Península, después de impregnarse de ese lado más castrense que Ceuta ofrece. Los jóvenes han pasado por el Museo y el Acuartelamiento de La Legión durante estas jornadas. Por otro lado, ellos han desarrollado tareas de tipo medioambiental, con proyección social, arqueológica o de expresión artística. Una amalgama de saberes que se llevan para el recuerdo, en esa maleta de viaje con destino a su lugar de residencia habitual. Sin duda, este ‘Perla Mediterránea’ se ha conocido desde una perspectiva más juvenil.