Un tercio de los yihadistas marroquíes que se han unido a grupos extremistas en los focos de tensión en Siria e Irak procede del extremo norte del país (zona de Tetuán), según un estudio del Observatorio del Norte de Derechos Humanos (ONDH).
El estudio, uno de los más completos sobre el fenómeno yihadista, ha sido elaborado durante un mes, y es fruto de un seguimiento de 30 casos (28 hombres y 2 mujeres) estudiados antes y después de su incorporación a la yihad en la región de Irak y Siria, mediante contacto directo o a través de sus familiares y amigos así como de sus cuentas en las redes sociales.
Siete de los 30 casos estudiados murieron “en combate” en la región, uno volvió a Marruecos y el resto sigue allí.
El presidente de la ONDH, Mohamed Benaisa, indicó que entre 400 y 500 combatientes marroquíes que se incorporaron a la yihad en Siria e Irak procede de Tetuán, Mediaq (Rincón) y Fnideq (Castillejos), lo que representa prácticamente un tercio de los 1.500 marroquíes que, según cifras oficiales, combaten actualmente en Siria e Irak. Es decir, la región estudiada tiene 40 kilómetros entre Castillejos y Tetuán.
Benaisa subrayó que la región del norte constituye el “mayor exportador” de yihadistas hacia Siria e Irak y añadió que los dos tercios de los casos estudiados en el informe proceden de Castillejos “donde hay una gran potencia de atracción”.
El estudio subraya que los grupos extremistas en estos focos de tensión atraen a jóvenes de entre 15 y 25 años, más de la mitad tienen un nivel de estudios primario y ejercían oficios precarios antes de irse a la yihad (ayudantes de comerciantes, porteadores de mercancías diversas en Ceuta, vendedores ambulantes, etc).
El 74 % de los casos estudiantes proceden de barrios marginales (Brarik y Knidsa en Castillejos; los barrios Ahriq y Al Aghras en Martil; Yamea Mezuaq y la medina de Tetuán) frente a un 23 % pertenecientes a la clase media.
La mayoría de los casos estudiados eran personas aisladas, introvertidas y pocos integradas socialmente, apuntó el estudio, señalando testimonios de los familiares de éstos
El estudio distingue entre una “primera generación” de combatientes (salafistas impregnados por la ideología de Al Qaeda) que se unieron a la yihad un poco después de la revolución siria en 2011 impulsados por un afán de hacer la yihad y combatir al régimen de Bachar al Asad.
Más tarde aparece una “segunda generación” de combatientes que se unieron a la yihad en Siria e Irak entre 2013 y 2014 -que representan el 60 % de los casos- captados tras un contacto con las células de reclutamiento a través de las redes sociales.
Este segundo grupo, constata el estudio, fue atraído más bien por factores “mundanos”, ya sea por la imagen de “héroes” que tienen algunos yihadistas, o por la imagen “acomodada” que transmiten a través de sus grabaciones en automóviles, mansiones o restaurantes “ocupados” por los yihadistas.
El estudio sostiene que para los jóvenes salidos de medios muy humildes, ha habido una atracción material plasmada en primer lugar por el “salario” que el EI ofrece a sus militantes.
Muchos de los familiares han reconocido sentirse aliviados al saber que sus parientes gozan de “buenas condiciones” de vida, según las fotos que colocan en las redes sociales.
El Estado Islámico (EI) pasó a ser a fines de 2013 el destino predilecto de los combatientes marroquíes, subrayó el estudio, por ser el que mayor presencia tiene sobre el terreno, el más activo a nivel mediático, por los sueldos que ofrece, a lo que se añade su “carácter salvaje” y su proclamación de un califato que lo hace más creíble a ojos de estos jóvenes.
Anteriormente, el Movimiento Cham al Islam fundado por el marroquí Ibrahim Benchekrun, y el Frente Al Nusra (leal a Al Qaeda) fueron los dos movimientos que más marroquíes atraían.