Un sueño cumplido

Celia y Nieves no entienden nada. Ven a todo el mundo sonriente, dándose besos y abrazos, y no saben por qué. Sin embargo, dentro de algún tiempo a estas pequeñas de uno y dos años, que miran desconcertadas a uno y otro lado, su madre les contará que el día 12 de octubre de 2012 se convirtió en la primera mujer ceutí en cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar. Posiblemente, Gema Castaño les muestre fotografías similares a las que ilustran esta página en las que, dentro de un resistente traje de neopreno, se abraza a sus compañeros de travesía. Esos otros tres campeones se llaman Oswaldo Tavío, Juan Antonio Domínguez ‘El pollo’ y José Ismael Rodríguez. Los cuatro juntos, sin separarse durante las cinco horas que duró su aventura, recorrieron ayer a nado los kilómetros que separan Tarifa del Puerto de Tánger-Med. Hasta allí les arrastraron las fuertes olas, de hasta metro y medio al llegar a la altura de Punta Cires, a pesar de que por todos los medios trataron de alcanzar el destino fijado previamente, la playa de Benzú.

“Al llegar a Tánger-Med iba a entrar un carguero y nos han indicado que nos debíamos subir al barco”, explicaba Tavío. De todos modos ya entonces su reto de atravesar de orilla  a orilla el Estrecho dejaba de ser un sueño para cumplirse en realidad. Una misión que, al realizarse, no solo les hizo felices a ellos y a sus familias, sino que además va a contribuir, gracias a la aportación de más de una decena de patrocinadores, a la construcción de la nueva sede de la Asociación Ceutí de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Acefep).
Para ser recibido por las más de veinte personas, entre familiares y amigos, que les esperaban ya en tierra, los cuatro nadadores volvieron a arrojarse al mar en Punta Leona para realizar la entrada triunfal y recibir un caluroso y emocionado aplauso. La mujer de ‘El Pollo’, Farida, aseguraba que no había pegado ojo en toda la noche. “He estado muy nerviosa desde ayer y ahora estamos muy contentos de ver que por fin se ha hecho realidad”, decía la mujer minutos antes de poder abrazar a su exultante marido. Rosa, la esposa de Oswaldo, también mostraba su orgullo mientras aguardaba junto a sus  dos hijas. “Conociéndole seguro que no se conforma y quiere repetir dentro de nada”, adelantaba Rosa. Y sí, preguntados una vez en tierra, entre abrazos, besos y envueltos en una aureola de ilusión y orgullo, los cuatro lo confirmaban. “Espera que se me olvide lo de hoy, ¿vale?”, reconocía José Ismael entre risas después de comentar que había sido una prueba dura, dificultada por el viento de poniente que había levantado un fuerte oleaje con olas de hasta metro y medio.
“Estar un año entero trabajando, preparándote, entrenando y llegar hasta aquí es un sueño cumplido gracias, sobre todo, a ellos”, afirmaba Gema sin dejar de sonreír. Y es que ella a punto estuvo hace menos de un mes de conseguirlo en solitario, pues el 18 de septiembre lo intentó pero la climatología le obligó a abandonar a mitad de camino. Estar arropada y saber que el esfuerzo va a ayudar a Acefep ha sido, posiblemente, el impulso definitivo para, esta vez sí, alcanzar la meta propuesta. Esa hazaña que va unir de por vida a estos cuatro campeones que nunca olvidarán el día de ayer. El 12 de octubre de 2012 ya siempre estará grabado en el diario personal de Oswaldo, Gema, Juan Antonio y José Ismael como el día en que rompieron las olas del Estrecho en cinco inolvidables horas.