La presión por la valla fronteriza viene marcada por el acercamiento de grupos muy reducidos de inmigrantes, de no más de media docena, que intentan cruzar a Ceuta de la forma más arriesgada y, a su vez, menos exitosa.
El reglamento es claro y si los subsaharianos no saltan la doble valla o se quedan encaramados, terminarán siendo entregados a la Gendarmería. Aún así, los movimientos siguen produciéndose y algunos con resultado positivo. Es lo que le sucedió a un inmigrante, que formaba parte de un grupo de cuatro personas, que en la tarde del pasado viernes consiguió saltar la doble valla. Herido con cortes en las manos y extremidades inferiores, tuvo que ser atendido por los sanitarios antes de su acogida en el CETI. Él viene a simbolizar uno de los pocos casos que se han saldado con pase logrado.
Mientras, el mar se ha convertido en foco de presión, como lo demuestra la elevada salida de pateras que consiguen cruzar el Estrecho o son interceptadas por Marruecos. Así, el viernes las fuerzas de seguridad marroquíes interceptaron cinco embarcaciones en las que 93 subsaharianos pretendían llegar a las costas españolas, según un comunicado de la Wilaya (gobierno civil) de Tánger. Fueron detenidos en seis puntos distintos de la costa del Estrecho que se extiende de Tánger hasta Castillejos y se decomisaron cinco embarcaciones neumáticas, 19 neumáticos, ocho chalecos salvavidas, 16 remos y tres bombas de aire.