El Campus Universitario ha sido la gran apuesta educativa de la ciudad. Un proyecto aplaudido desde la mayoría de los ámbitos, cuyas adaptaciones se van culminando poco a poco. Sobre la mesa, una queja unánime y preocupante: las comunicaciones. Existe una preocupación por la inoperatividad de los teléfonos y la conexión a internet y además se avanza que se carece de cobertura de telefonía móvil. Todas las áreas que van a depender del campus han puesto el grito en el cielo, denunciando que esto está pasando por unas deficientes instalaciones que provocan que hayan fallado las conexiones de fibra óptica y que el sistema de comunicaciones quede en evidencia.
La Ciudad está trabajando en solucionar lo ocurrido para solventar un problema que se ha traducido ya en la presentación de una protesta formal secundada por las distintas áreas educativas que se concentran en el campus. La institución no debe bajar la guardia ante esta situación, responsabilizando a quienes no hayan hecho bien su trabajo y acelerando las soluciones debidas para que el campus pueda funcionar a pleno rendimiento de acuerdo con los plazos marcados.
Este gran proyecto educativo, que fue abanderado hace años por la Ciudad sin encontrar el apoyo de otras instituciones ni partidos políticos, se ha convertido en una apuesta de envergadura, digna de remarque, que puede erigirse en un centro de concentración educativo capaz de captar a estudiantes foráneos de uno y otro lado. Los problemas, una vez detectados, urgen de soluciones rápidas y petición de responsabilidades para quienes, sencillamente, no hayan actuado con la profesionalidad debida y encomendada.